Uno de los grandes logros que se le atribuyen a Pepe Mel como técnico del Real Betis Balompié es haber hecho debutar con el primer equipo a decenas de canteranos. Su confianza en las categorías inferiores le ha otorgado esa imagen de hombre de la casa y que confía en la materia prima que genera Heliópolis, pero lo cierto es que con el paso del tiempo sus ‘descubrimientos’ han ido perdiendo caché.

Sin duda, el caso más destacado es el de Álvaro Vadillo. En 2011 saltaban las alarmas cuando se extendió el rumor de que la Fiorentina quería hacerse con una de las perlas de la cantera verdiblanca. Con apenas 16 años, el extremo aseguraba que el Betis era su primera opción, pero quería sentirse valorado. Entonces Mel le prometió que haría la temporada con él. Pronto pasaría a formar parte del primer equipo y sería internacional sub-17, sub-19, sub-20 y sub-21.

Desde entonces, el beticismo ha estado esperando la explosión de Vadillo. Una explosión que no ha llegado, y que probablemente provocará su salida del club este verano. Eduardo Macià ha pedido dos millones de euros por él. Muy lejos de los diez millones que, según el Daily Mirror, ofrecía el Tottenham por sus servicios en 2013. Entre tanto rumor, Vadillo seguía sin dar el salto y, para colmo, tropezó con las siempre inoportunas lesiones.

Otra ‘perla’ que se encontraba en plena ebullición cuando Vadillo saltaba a la palestra de la actualidad verdiblanca era Ezequiel Calvente. El extremo granadino participó activamente en el primer ascenso de Mel, cosechando actuaciones de mérito. Poco antes había compartido vestuario con Sergio Canales, Iker Muniain o Thiago Alcántara en la selección sub-19. Con la rojita marcaría aquel famoso penalti, la ‘ezequinha’, que dio la vuelta al mundo.

Sin embargo, en el mercado de invierno del regreso a Primera, Ezequiel sería cedido al Sabadell y nunca más vestiría la elástica verdiblanca. A la Nova Creu Alta llegó con una cláusula que garantizaba al Betis que el futbolista jugaría un número mínimo de partidos, pero esa experiencia extra no le ayudó a mantener su progresión y tras dos nuevas cesiones al Friburgo y el Recreativo de Huelva, Ezequiel dejó el Benito Villamarín sin dejar un solo euro en la caja.

Se ve que los extremos con talento no terminan de cuajar en la fábrica de la Avenida de Italia. Por eso el caso de Sergio Rodríguez es tan desconcertante. Debutante con Mel en Segunda División, fue objeto de deseo del filial del Barcelona durante algún tiempo. Muchos béticos amantes de la cantera temían una salida de uno de los futbolistas más prometedores del Betis ‘B’, del que no conseguía ‘salir’ pese a firmar un contrato de cuatro años.

Aunqué logró debutar también en Primera, Pepe Mel no fue capaz de sacarle jugo al futbolista, quien ha estado cedido en equipos de menor categoría como el Lugo y el Gimnástic de Tarragona. Con 22 años y una vez ha llegado el fin de su contrato (firmó cuatro temporadas más en 2011, poco después de debutar), el Alcorcón se ha convertido en su nuevo destino.

Por último, es de menester hacer hincapié en Nono. El gaditano ha rescindido su contrato con el Real Betis, donde su futuro pareció desvanecerse con el fatídico penalti del euroderbi. Internacional sub-16, sub-19 y sub-20, dio el salto al filial, convirtiéndose en uno de sus ejes principales. Debutó en Primera en 2012, y poco a poco fue entrando en las convocatorias de Mel. La marcha de Beñat desvió todas las miradas hacia él, convirtiéndose en la gran esperanza del centro del campo bético.


No obstante, las cosas tampoco salieron como se esperaban con el de El Puerto de Santa María. La eliminación europea y el descenso ‘acabaron’ con él. No tuvo minutos en el retorno a Segunda, como tampoco durante su cesión al Sandhausen de la Segunda División alemana. El ascenso y el entrenador han terminado cerrándole las puertas, y sus miras están ahora en el Cádiz, en Segunda ‘B’.

Es evidente que no todos los futbolistas llegan a la élite, ni todos pueden cumplir las expectativas -a veces exageradas- que los agentes, la prensa y los aficionados posan sobre sus hombros. Una pesada carga que no solo puede derivar en una profunda frustración colectiva, sino también llevar al jugador por el camino equivocado, dejándose seducir por los halagos y olvidándose del verdadero camino del éxito: el trabajo.

Link: http://beticismo.net/2015/07/95211-los-estrellados-de-heliopolis