Quisiera expresar mi admiración por esos aficionados del Real Valladolid que se han hecho una burrada de Kilómetros para ver a su equipo y se vuelven a Pucela con el sabor agridulce de una derrota.

Mis respetos mas profundos para todo aquel aficionado, que con la que esta cayendo en este país (Económicamente y laboralmente hablando), todavía sacan dinero, fuerzas y afición para seguir al equipo allá donde vaya y juegue donde juegue.

Para el partido de Vallecas contra el Rayo Vallecano de la semana pasada, la Federación de Peñas sacó a la venta 400 entradas las cuales se agotaron rápidamente por la cercanía del lugar donde se iba a disputar el partido y también por el juego del equipo que estaba ilusionando tras varios partidos buenos.

Hay muchos ejemplos de ello, pero el mas reciente es el de Vallecas, un partido en el que todos nos las prometiamos felices. No golear en Vallecas pero si al menos puntuar.
Pero lo que realmente pasó, fue que el equipo se trajo a Pucela otra decepcionante derrota, otra que se suma a una larga lista de partidos negros para el Real Valladolid. Ya que se puede ganar o perder, pero lo peor es la imagen que en ciertos momentos da el equipo y que en ocasiones hasta se puede ver como se “arrastra” el escudo del equipo por el que tantos sacrificios hacen domingo tras domingo los aficionados.

Por todo eso quiero escribir estas líneas y mostrar mis respetos a esa afición silenciosa y entregada que domingo tras domingo entrega sus ilusiones a un equipo que en demasiadas ocasiones les decepciona y del que ellos solo tienen un grito en la garganta: AUPA PUCELA.