El gol encajado por el Valladolid en Córdoba, a la salida de un saque de esquina, no hizo sino confirmar la urgente necesidad que tiene el conjunto blanquivioleta de mejorar su rendimiento defensivo en este tipo de acciones.

El propio Paco Herrera ya ha reconocido públicamente en innumerables ocasiones la debilidad que muestra su equipo en las jugadas a balón parado. De hecho, gran parte de los movimientos de jugadores que ha hecho en las 12 primeras jornadas de Liga han buscado reforzar el juego aéreo vallisoletano.

Sin embargo, los resultados no terminan de aparecer y el cuadro castellano sigue condicionado por la influencia de estas acciones, que pueden desnivelar la balanza en un simple detalle. Así ocurrió en un córner en Córdoba y, antes, con un saque de esquina ante el Tenerife, una falta lejana contra el UCAM y un saque de banda frente al Girona que terminaron en gol. Ya no se trata sólo de que el equipo blanquivioleta haya recibido cuatro de los 11 goles en acciones a balón parado, a los que habría que sumar los tres que ha encajado desde el punto de penalti, sino de la creciente sensación de inseguridad que tiene la defensa vallisoletana cada vez que tiene que afrontar un saque de esquina o una falta en contra próxima al área.

Noticia: MARCA