André Leao, experimentado medio centro portugués del Real Valladolid, regresó a su país para concentrarse con el resto de la plantilla blanquivioleta en Melgaço y afirmó, tras la victoria de los lusos en la Euro, que «Portugal irá a más, hay que ganar el Mundial».

Leao, que fue internacional luso en la categoría sub-20, jugó la pasada campaña 31 partidos en un Real Valladolid que no dio la talla en la Segunda División, cuyo objetivo era el ascenso, motivo por el que el jugador portugués la ha calificado de «muy mala» y espera que la próxima, su tercera consecutiva, sea mucho mejor.

«No se ha hablado aún el objetivo del ascenso, pero en el Valladolid siempre está presente este objetivo», ahondó el jugador, en declaraciones a EFE.

El medio constató, no obstante, las buenas condiciones que le ofrece Pucela: «En el Valladolid me siento muy cómodo y estoy a tres horas de mi familia», aseveró.

André Leao, de 31 años, recuerda que se inició en su ciudad natal, Freamunde, equipo con el que jugó en la segunda división de Portugal, para dar el salto al Oporto B (segunda), más tarde al Beira Mar de primera y después comenzaría toda una aventura por tierras rumanas en el Cluj, con que el ganó dos ligas.

De ahí regresó a su tierra, el Paços de Ferreira, donde estuvo cuatro años y medio y en el que hizo grandes amigos, como el experimentado capitán del Paços, Ricardo, o el internacional y actual campeón de Europa, Vieirinha, que milita en el Wolfsburgo alemán.

Con «los castores» participó en la histórica temporada 2012-2013 en la que acabaron terceros en la Liga portuguesa.

Precisamente, André Leao, tras varias temporadas, volverá a pisar la hierba del estadio Mata Real en el amistoso que disputarán Paços de Ferreira y Real Valladolid el 3 de agosto próximo.

Antes, en Melgaço, donde está concentrada desde el lunes la plantilla pucelana, jugarán un amistoso contra el Celta de Vigo el próximo 28 de julio.

Leao recuerda los cambios que ha experimentado el fútbol en las últimas décadas: «Antes jugábamos en cualquier sitio, en la calle, como lo hacía yo con mi hermano Alves y con mis vecinos, cosa que ahora ya es más difícil», constató.

André Leao guarda «muy buenos recuerdos» de sus inicios, sobre todo del esfuerzo que hacían sus padres, que lo tenían que llevar todos los días hasta Oporto a entrenarse porque no tenía carné de conducir.