La visita más recordada del Valladolid, en 1996, se solventó con un 3-8 en un partido con seis penas máximas

La acumulación inesperada de goles hizo que el responsable del humilde videomarcador del antiguo Tartiere tuviera que ingeniárselas. Optó por escribir “Q” en vez de “Quevedo” para citar a uno de los goleadores de aquella cita de exuberancia ante el gol. El 3-8 con el que el Valladolid despachó al Oviedo sirvió para que los pucelanos dieran un paso definitivo hacia la salvación y para que las aficiones reforzaran su estrecha relación. También para marcar en la memoria colectiva del oviedismo el nombre de Japón Sevilla. Conocido desde entonces como Japón Penalti. Porque antes que lo abultado del resultado o de la actuación sobresaliente del pucelano Peternac, el encuentro del 19 de mayo de 1996, penúltima jornada de Liga, se recuerda por la actuación del colegiado. Japón Sevilla señaló seis penaltis, dos a favor de los azules y cuatro de los vallisoletanos. Expulsó además a César y Pedro Alberto por el cuadro local. Christiansen (2) y Carlos hicieron los goles azules y Peternac (5) y Quevedo (3), los de los visitantes.

La derrota no tuvo consecuencias pesadas para los azules, dirigidos por Brzic, que ya habían asegurado su puesto en Primera. Para el Valladolid sí supuso un impulso definitivo hacia la salvación, cerrada en la última jornada en Zorrilla.

A pesar de que en la cita había poco en juego por el lado carbayón, las reacciones tuvieron tono de indignación. “Lo de Japón Sevilla ha sido una vergüenza: se empeñó en estropear el encuentro y lo consiguió”, denunció el capitán Berto. “Cuando me sacó la roja me quedé en blanco. Sólo juegas un partido como éste una vez en tu vida”, señaló César. “El árbitro estaba por la labor de señalar penaltis”, se limitó a comentar Pedro Alberto..

Aquella tarde quedó en anécdota para el oviedismo, en una temporada irregular que dejó al equipo 14.o, con un rumbo errático que consistía en ganar fuera los puntos que se escapaban en el Tartiere. Al Valladolid la llamativa victoria le sirvió para huir de la quema y evitar el descenso y la promoción.

La buena relación entre aficionados carbayones y pucelanos se reforzó aquella tarde en la que Japón Sevilla hizo de maestro de ceremonias. Un lazo que aún dura hoy. En el partido de la primera vuelta, en Zorrilla, representantes de las aficiones y de ambos clubes hicieron un acto de hermanamiento en las horas previas, un acto que se repetirá mañana en la puerta cero del Tartiere, aprovechando la visita de 1.500 pucelanos al choque. Durante el partido de Zorrilla se vendió una bufanda conmemorativa con un lema: “Hermanos de fútbol”. Una relación que tiene un protagonista de fondo: Japón “Penalti” Sevilla.

Noticia: La Nueva España