El presidente del Real Valladolid, Carlos Suárez, afirmó nada más terminar el partido del viernes con el Levante que, «en principio», Juan Ignacio Martínez se sentaría en el banquillo para dirigir al equipo blanquivioleta el próximo sábado en La Rosaleda. Sin embargo, lo cierto es que el puesto del técnico alicantino se empieza a tambalear y que, como es habitual en el mundo del fútbol, los resultados no están jugando a su favor.

Con solo cuatro victorias en 25 partidos que se han disputado hasta la fecha, el conjunto vallisoletano se encuentra sumido en los puestos de descenso de categoría y los 10 empates que ya acumula no ayudan a que las sensaciones mejoren. Es más, más allá incluso de la puntuación, el presidente del club ve indicios preocupantes en la respuesta anímica de los futbolistas.

«El equipo quiere, lucha y pelea, en ese sentido no les podemos decir nada, y quizá nos falta un poco de fe en que podemos ganar. No nos falta confianza en lo que hacemos, pero sí fe en la victoria», afirmó Suárez.

Los jugadores han mostrado públicamente su compromiso con el trabajo que está llevando a cabo Juan Ignacio Martínez; sin embargo, la rotundidad con la que el presidente aseguraba hace algunas semanas que el técnico alicantino seguiría al frente del Real Valladolid «incluso en Segunda» ha dado paso ahora a un clima de incertidumbre que se puede prolongar una semana más.

La trascendencia del encuentro en Málaga podría provocar que se mantuviera al entrenador en su puesto, teniendo en cuenta también que en la siguiente jornada el Real Valladolid tendrá que recibir al Barcelona en Zorrilla. Además, los antecedentes de Carlos Suárez no invitan a pensar en una decisión radical sin una larga valoración previa.

De hecho, el propio dirigente reconoce que la situación deportiva que atraviesan entraba dentro de los cálculos: «Viene un momento complicado que a principio de temporada asumíamos, que con el presupuesto más bajo podía darse, y vamos a intentar mantener la calma para ver qué soluciones podemos dar».