Es injusto en un juego de equipo destacar a una persona por encima de otra, pero esta segunda mitad tuvo en la figura de Jordi Masip al actor principal de la película. Antes de llegar al clímax apareció en diferentes escenas, como en la mano provindencial que metió en el minuto 50 para evitar el gol gallego en las botas de Iago Aspas, quien dibujó un preciso disparo desde la frontal hacia la cepa del palo.

No iba a ser la última vez que se verían las caras delantero y portero. El Celta poco a poco se hacía con el balón y comenzaba a llegar con cierta asiduidad, aunque por parte blanquivioleta Joaquín primero y Toni después remataron sin éxito. Ese guion condujo al minuto 70, el del apogeo.

Olaza botó una falta muy peligrosa en la frontal. El balón fue repelido por la barrera pero en segunda jugada el Celta logró encontrar posición de remate dentro del área. Masip anticipó el disparo y desvió a córner, del que saldría el penalti sancionado contra el Real Valladolid por mano. Aspas y Masip una vez más frente a frente. Y de nuevo el protagonista, el bueno de esta película a ojos del aficionado pucelano, se salió con la suya: adivinó el lado y evitó el gol.