El pasado martes el Real Valladolid sumó un nuevo empate en casa ante el Granada. Son las novenas tablas en Zorrilla desde que Sergio González se sienta en el banquillo pucelano.

Aunque no suelo ser muy amigo de los números y me guío normalmente más por las sensaciones, lo cierto es que estos no acompañan a la labor de Sergio pese al ascenso y permanencia logrados con gran mérito.

Antes de entrar en detalles, echando un vistazo rápido a estas cifras, vemos que el bagaje del Valladolid de Sergio en Zorrilla es realmente pobre habiendo obtenido menos victorias que derrotas e incluso que empates. Además, otro dato a tener en cuenta es que las victorias conseguidas por más de un gol de diferencia se pueden contar con los dedos de una mano y, lo peor de todo, para encontrarlas tenemos que remontarnos al playoff de ascenso. Los más pulcros dirán que da igual ganar solo por un gol mientras se gane (hay muchos ejemplos al respecto) pero lo cierto es que a la larga, si caminas por el alambre durante mucho tiempo y no eres un equilibrista con años y años de experiencia, lo más normal es que acabes por caer al vacío.

Desde que Sergio González ocupa el banquillo pucelano, el Valladolid compite en todos los partidos, de eso no hay duda, pero tiene unos números preocupantes sobre todo cuando juega en casa. De hecho, son pocos los partidos en los que la afición ha salido de Zorrilla satisfecha con el resultado. Nueve empates, diez derrotas y ocho victorias es el balance (en liga) del Pucela en su estadio desde el 15 de abril de 2018, debut de Sergio ante el Sporting (0-1).Un apunte interesante es que de esos 8 triunfos, tres de ellos se dieron aquel final de temporada en segunda división y tan solo 5 la pasada temporada, de los cuales dos de ellos se dieron en el momento decisivo de la liga ante Girona y Athletic; cuando no quedaba otra que ganar.Por resumir un poco, de todos los equipos que han pasado por Zorrilla con Sergio de entrenador, tan solo se han ido de vacío los dos anteriormente nombrados además de Levante, Huesca y Celta. Sin embargo el dato, a mi juicio más demoledor, es que de esas 8 victorias con Sergio tan solo 2 se consiguieron con algo de supuesta tranquilidad, de hecho, para buscar esos dos triunfos “solventes” debemos remontarnos al 2-0 ante Osasuna que supuso la clasificación matemática para el playoff de ascenso y el 3-1 contra el Sporting en dicho playoff.

Por tanto resulta cuando menos curioso que en el momento en el que la ciudad más se ha volcado con el equipo alcanzado el récord histórico de abonados, coincida con una época en la que los aficionados no se están llevando muchas alegrías cada vez que acuden a ver un partido a Zorrilla. Si la salsa del fútbol son los goles, en el templo blanquivioleta más bien escasean y, desde aquel encuentro ante el equipo asturiano, el Real Valladolid no ha vuelto a ser capaz de hacer más de dos tantos en ninguna ocasión. Dos goles se consiguieron en cinco ocasiones pero solo han supuesto tres puntos ante Levante y Celta; el resto 2-3 contra Atlético de Madrid, 2-4 ante el Leganés y empate a 2 contra el Getafe. El tema goleador no es exclusivo de los partidos de casa ya que lejos de Zorrilla el Valladolid de Sergio solo ha anotado más de 2 ante Lorca (1-5), Numancia (0-3) y Celta (3-3).

El fútbol va por rachas y esperemos que el técnico y sus jugadores puedan dar la vuelta a la tortilla porque los números son ciertamente desoladores. El Valladolid debe hacerse fuerte en casa y forjar allí la permanencia. El año pasado nos salvamos gracias a los puntos logrados fuera y – porque no decirlo – al penoso final de temporada del Girona, pero no siempre va a ser así. Hay que cambiar el chip y la mentalidad ya, salir a ganar con autoridad en casa. En contra de lo que algunos piensan, creo que se trata más del miedo a ganar de la plantilla que del miedo a perder del entrenador, pero deshagámonos de ambos.