Artículo escrito por Víctor Fernández

(@VictorPucela73)

Hoy ha sucedido en Valladolid uno de esos fenómenos que suceden en el mundo cada cierto tiempo y que nos dejan a todos boquiabiertos y ojiplaáicos. Un caso digno de estudio por el gran Iker Jiménez o incluso por los míticos Mulder y Scully; un expediente X que hace pensar que nuestro club es diferente y que va a insuflar un enorme soplido de confianza a los nuevos dirigentes del Real Valladolid.

Y es que pocas veces podemos asistir a un ejercicio de humildad que culmina en una rectificación como la que ha realizado hoy el Real Valladolid con el precio de sus abonos. Cuando el pasado viernes el club dio a conocer la campaña de abonados, la ciudad y sus aficionados representados por la gran mayoría de sus socios se echaron a la calle (figuradamente hablando) para protestar en las redes sociales no tanto por la subida de los abonos generales, sino principalmente por los desorbitados precios de los abonos infantiles que pretendían provocar la absurda situación de que, por ejemplo, un pequeño de dos años tuviera que pagar una media de 236€ por entrar con sus progenitores o familiares al estadio José Zorrilla, ya no para ver al Pucela (cosa que con esa edad es complicado) pero si aficionarse a él.

Sin embargo, rara vez sucede que una institución (ya sean un club de futbol, un partido político, empresa o cualquier otra que se les ocurra) escuche al «pueblo» y decida volver atrás sobre sus pasos y aceptar las críticas a una decisión tan controvertida para rectificar. Gracias en gran parte a la gestión de la Federación de Peñas que ha actuado como intermediaria y a la actitud receptiva del club, se ha logrado este hecho poco menos que insólito que nos debe llevar a hacer algunas reflexiones a ambas partes.

A los señores dirigentes de cualquier ámbito este país les diría que; señores, no pasa nada por asumir errores y rectificar ya que lejos de hacerles quedar en mal lugar, seguramente su posición se verá reforzada con una mayor confianza en su gestión. Por otro lado, a nosotros, la gente de la calle, nos debe servir para hacernos ver que yendo todos a una y peleando por un objetivo común, podemos cambiar las cosas; que nos sirva de lección.

Gracias al Real Valladolid por escuchar a sus socios y no perder la oportunidad de seguir haciendo historia en la comunión de este club con sus aficionados. Cada vez veo más pequeños con la camiseta del Valladolid en lugar de la del Madrid o el Barca y eso me llena de orgullo.

Para terminar quería destacar la creación del carnet de simpatizante; una buena opción para los que somos del Pucela de corazón pero que por motivos de una u otra índole no podemos acudir físicamente al estadio como nos gustaría. Sigamos por este camino y cada vez seremos más grandes.