Este articulo apareció en la edición impresa de El País del Jueves, 1 de diciembre de 1983

Una de las agradables sorpresas de la temporada futbolística está siendo la pequeña sociedad goleadora formada por el chileno Pato Yáñez y el uruguayo Polilla Da Silva. El dúo ofensivo le ha dado personalidad al modesto Real Valladolid que prepara José Luis García Traid, pero existen serias dudas sobre la continuidad de las dos figuras extranjeras tras la presente temporada. Los dos están en prestamo y para adquirirlos definitivamente el Valladolid tendría que pagar más de 200 millones de pesetas.

A Jorge Polilla Da Silva le rechazaron los técnicos del equipo Danubio a los 14 años, por ser demasiado chiquito. «Con ese físico», le dijeron, «no podés jugar al fútbol». Afortunadamente, el pequeño jugador, que había nacido el 11 de diciembre de 1961 en Montevideo, impresionó a Julio Pérez, uno de los ojeadores de Defensor y ex campeón del mundo en aquella famosa e histórica victoria de Uruguay en el Maracaná brasileño. El técnico, José Ricardo De León, también le vio condiciones y Jorge Da Silva llegó a ser figura y goleador en todas las divisiones inferiores del club.En aquel tiempo, el Polilla jugaba de volante ofensivo, con la camiseta número 10, pero el técnico del primer equipo de Defensor, Baudillo Jáuregui, le dio a Da Silva la camiseta número 9, con libertad para moverse y arrancar desde atrás. La fórmula dio resultados. El gran escaparate para el nuevo ídolo de Defensor fue el Campeonato Suramericano juvenil, donde brilló e incluso marcó dos goles a Argentina en la final. Después participó en la fase final del Mundial Juvenil de 1981, en Australia, y, a pesar de que Uruguay fue eliminada por Rumanía, demostró ser un jugador con mucho futuro.

Luego vino su definitivo lanzamiento continental en una gran campaña del Defensor en la Copa Libertadores, y los traspasos a Italia, Brasil y Argentina, que nunca se convirtieron en realidad. Finalmente, en 1982, quedó subcampeón en la tabla de goleadores -detrás del eterno Pichichi uruguayo, Fernando Morena-, fue elegido Futbolista del Año y, el 30 de diciembre, cogió el avión hacia España, sólo seis días después de casarse con Claudia. Se inscribió con el club del Pisuerga, gracias a la grave lesión del hondureño Gilberto.

El velocista Yáñez

La trayectoria de Patricio Pato Yáñez es muy distinta. Nacido en Valparaíso, el 20 de enero de 1961, jugó al fútbol amateur en las filas del Muskrat de Puerto Williams y el Alto Florida de Quilpué antes de firmar su primer contrato profesional con el modesto San Luis de Quillota.Como atleta juvenil ya había registrado una marca de 11.2 segundos en los 100 metros, y su rapidez hizo estragos entre las defensas de la Segunda división chilena. Con el ascenso a Primera alcanzó la fama y empezó a tener sus primeros contactos con la selección chilena, donde ha actuado en 45 ocasiones.

El precio del joven también subió de forma espectacular. En 1978, San Luis lo había tasado en 100.000 dólares, ante contactos con O’Higgins. Universidad de Chile estuvo a punto de ficharlo en un traspaso valorado en 600.000 dólares. Tras; el gol marcado en Paraguay, que prácticamente aseguró la clasificación de la selección de Luis Santibáñez para el Mundial de 1982, la cifra subió a 800.000 dólares. Y pronto se habló del primer jugador chileno cuyo precio alcanzaba el millón de dólares.

Esto a pesar de un extraño episodio ocurrido en 1981, cuando una combinación de lesiones y enfermedades mantuvieron a Pato lejos de las canchas durante muchos meses. Después de una intervención quirúrgica rutinaria para solucionar un problema de amigdalitis, ciertos médicos conmocionaron al país cuando afirmaron haber descubierto una importante irregularidad cardiaca en el jugador, que le imposibilitaba para seguir jugando a fútbol. La polémica duró varias semanas, pero los médicos de la selección chilena no pudieron descubrir ninguna anormalidad, y Yáñez sigue jugando.

Dos Jugadores prestados

El Mundial de España no hizo nada para aumentar la cotización de Pato, pero en todo caso sú situación en el San Luis -que había vuelto a deseender- era ya insostenible. Tenía un contrato vigente hasta el final de 1982, pero el jugador se negó a volver a la Segunda división chilena. Se quedó en España para presenciar el desenlace del Mundial y, al no presentarse en los primeros entrenamientos de la temporada en Quillota, el club amenazó con declararle en rebeldía, con la consiguiente sanción de dos años sin poder jugar.Fue en estos momentos cuando apareció, según palabras del mismo jugador, «un grupo de empresarios, que no tenían nada que ver con el fútbol; me sacó del San Luis y me trajeron acá». Acá, en un principio, era el miniestadio del Barcelona Atlético. Sin embargo, las negociaciones con Josep Lluís Núñez se alargaban, agotándose la paciencia de los patrocinadores de Yáñez, y rápidamente se firmó un acuerdo con el Valladolid, que entrenaba Felipe Mesones.

Ya bien instalados en el Nuevo Zorrilla, el problema actual del Valladolid es que ninguno de los dos fenómenos es propiedad del club. Jorge Da Silva vino en préstamo hasta el pasado mes de mayo, abonando el Valladolid al Defensor unos siete millones de pesetas. Esta temporada, el club uruguayo ha accedido a un nuevo préstamo hasta el 30 de junio de 1984, fecha en que el club del Pisuerga debería ejercer su opción para comprar el pase definitivo del jugador.

Inicialmente los dirigentes del Defensor habían tasado a Da Sil va en la cifra desorbitada de dos millones de dólares (más de 300 millones de pesetas). Siendo más realistas, el traspaso definitivo del Polilla costaría al Valladolid, por lomenos, 62 millones de pesetas.

El caso del Pato Yáñez es simi lar. Ha sido cedido al Valladolid por dos temporadas, y al final de la presente campaña el Valladolid debe ejercer su opción sobre el traspaso definitivo del jugador. Las negociaciones con los repre seiWantes del chileno tienen como punto de partida una suma de un millón de dólares -156 millones de pesetas- Caso de no ejercer sus derechos el Valladolid, sería al Fútbol Club Barcelona quien tendría la segunda opción de compra, con la curiosidad de que, en este caso, el Valladolid se embolsaría un 10% de la transacción -es decir 15 millones y medio de pesetas-.

Ambos jugadores se muestra dispuestos a seguir a orillas del Pisuerga, pese a las serias dudas que tienen sobre la capacidad económica del club para comprarles definitivamente y con muchísimos recelos a jugar en Segunda división, en caso de que el Valladolid descendiera. Y el club, para retener a sus dos extranjeros, tendría que afrontar un desembolso que fácilmente podría rebasar los 200 millones de pesetas. Con un presupuesto esta temporada de 288 millones de pesetas, y en pleno esfuerzo de financiar más obras en el llamado Estadio de la Pulmonía, los dos fichajes definitivos parecen un reto muy dificil para la administración que encabeza Pedro San Martín.

Mientras tanto, ni el Pato ni el Polilla forman parte del patrimonio del club, ya que siguen en poder del Defensor uruguayo y de un grupo de abogados chilenos. E irónicamente, las buenas actuaciones de Patricio Yáñez y Jorge Da Silva están sirviendo para consolidar aún más las cotizaciones del tándem suramericano y, paradójicamente, cuanto más juegan esta temporada, tanto más difícil se presenta su continuidad en el Valladolid.

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