El puesto de central es uno de los más complicados de cubrir en el Real Madrid. El nivel de exigencia de esta posición es particularmente alto y, como muestra de ello basta recordar el gran número de fichajes para esta posición que han terminado saliendo ‘rana’. Uno de ellos fue el brasileño Julio César, quien llegó procedente del Valladolid.

Julio César Santos Correa nació en Brasil en 1978. Ha sido a lo largo de su carrera un verdadero trotamundos del fútbol. Jugó en los juveniles del América de México y en el CD Marathon de Honduras. Su primera aventura en Europa fue a la tierna edad de 18 años en Valladolid, club en el que logró llamar la atención de muchos grandes equipos al permanecer allí tres años.

Con la vítola de ser uno de los defensas más prometedores de la Liga llegó al Real Madrid junto a Congo en una de las presentaciones más rocambolescas y que resultaron menos productivas de la historia. Ambos pasaron con más pena que gloria por el conjunto blanco y no dejaron huella.

En el caso de Julio César, no destacó por hacerlo especialmente mal y, de hecho, fue un futbolista bastante utilizado por John Benjamin Toshack. También es verdad que en aquel curso 1999-2000 no era nada sencillo encajar una defensa con un mínimo de garantías.

No pasó el corte de su primer año y el club decidió cederle al Milan donde tampoco terminó de adaptarse. Regresó a España para enrolarse en la Real Sociedad, donde no fue el mismo que en Pucela. Benfica y Austria de Viena fueron sus destinos antes de que regresara al Valladolid. En el equipo blanquiivioleta volvió a brillar de forma sorprendente y eso le valió el pase al Bolton Wanderers de la Premier. Tampoco triunfó. México, Grecia, Rumanía o Turquía fueron algunos de los países en los que jugó antes de retirarse en el Kansas City.