El Valladolid es un equipo de rachas. Estuvo cinco jornadas consecutivas sin ganar y sus seguidores empezaban a sentir el vértigo de las profundidades de la clasificación. Ahora, ha encadenado otros cinco encuentros sin perder, y Herrera y sus hombres han recuperado el crédito perdido.

Así es el fútbol. Y eso que el Sevilla Atlético llegaba con una sorprendente racha triunfal que le había situado segundo en la tabla, ocupando un lugar inesperado, teniendo en cuenta su juventud e inexperiencia en la categoría.

Durante la primera mitad, el filial sevillista supo atar bien a su rival sin pasar demasiados apuros. El Valladolid tenía la posesión, pero no era capaz de abrir fisuras en la bien plantada zaga andaluza.
Después, con la lluvia como inconveniente, el equipo local desplegó su mejor fútbol, fue más rápido y profundo y encontró con esas virtudes el camino del triunfo. El Sevilla Atlético, que había tenido una plácida primera parte, empezó a sufrir con las llegadas locales, en una de las cuales, Moyano y Villar fueron superando obstáculos hasta que el delantero se plantó ante Caro, y consiguió batirle desde cerca.

Viéndose por debajo en el marcador, Diego Martínez movió su banquillo con la esperanza de restablecer el equilibrio, pero a los 74 minutos, Jordán se encargó de sofocar la reacción enemiga con un soberano trallazo desde fuera del área, que batió al buen meta sevillista. Superada la tormenta inicial, parece que el horizonte blanquivioleta empieza a despejarse y la confianza vuelve al equipo de Paco Herrera.

Noticia: MARCA