Se marcha porque ni Paco Herrera ni el director deportivo, Braulio Vázquez, cuentan con él. Eso sí, para Carlos Suárez, presidente del club vallisoletano, el riojano seguía teniendo un sitio en la plantilla.

Rubio ha sido honesto y caballero hasta en su despedida. “No quería estar por estar”. Y lo dice en un momento en el que el club tiene un presupuesto apretado. “Quiero jugar y Paco me dijo que lo iba a tener imposible, porque para él yo era el séptimo jugador en ese puesto”. Ambos mantuvieron una reunión el pasado 22 de julio en la que Herrera le pidió “un poco de tiempo”. Cuatro días después, el entrenador blanquivioleta le confirmó no tenía hueco en el equipo. Y Rubio no quería ser una molestia: “No quiero ser una carga económica porque eso sería hacer daño al club”.