La pasada temporada dieron el salto al Valladolid, cuando incorporaron a Ribera, analista, aunque trabaja a pie de césped como un entrenador más. El defensa Samuel Llorca, quien había vestido la camiseta del Celta, señala que la especialidad de Ferreira eran las jugadas a balón parado, mientras Ribera se encargaba del trabajo defensivo. «Estaban siempre atentos al momento de forma de cada uno gracias a los datos que sacaban de los entrenamientos, porque siempre hay picos a lo largo de la temporada, pero también hablaban mucho con los jugadores. En mi caso, ellos también fueron centrales y a mí me ayudaron mucho. Además, hacían los entrenamientos interesantes y de calidad», dijo.

Allí coincidió con el portero gallego Diego Mariño, quien acabó fichando por el Levante en Primera División: «Ferreira era muy bromista, estaba siempre de cachondeo, le gusta la broma, tiene tanta experiencia y te cuenta mil historias de cuando jugaba. Y Ribera también era muy abierto, ya lo conocía del Villarreal, quizá no tan expresivo como Ferreira, pero me trataron muy bien y sobre todo cogí bastante confianza».

A la espera de que se confirme quién será el preparador físico que complete el cuerpo técnico comandado por Gaizka Garitano, Samuel Llorca insiste en que forman un equipo magnífico. «Los tres fueron futbolistas profesionales y eso se nota desde el primer momento. Siempre me dijeron las cosas a la cara, no te mienten, son claros en el trabajo y en sus ideas. No contaron conmigo en los dos primeros partidos, pero me animaron a no rendirme y acabé jugando. Los resultados no nos acompañaron y tampoco algunas decisiones arbitrales, a mí me expulsaron injustamente, pero me defendieron hasta el final», recuerda.

El gallego Diego Mariño insiste: «Los tres son muy buena gente, muy abiertos en el trato, les gusta hablar con los jugadores, saber qué piensan. Les encanta el fútbol y te transmiten el mismo mensaje, no varía. Tienen las ideas muy claras. Podías hablar con cualquiera de los tres, que siempre estaban cercanos para saber qué pensabas o cómo te encontrabas», añade.

Ambos coinciden en señalar los buenos entrenamientos el cuerpo técnico planificaba: «Disfrutábamos entrenando, eran entrenamientos buenos y de calidad, con mucho fútbol. Había mucho con balón y el día a día al jugador se le hace muy divertido, cada día era diferente y variado, pero de ellos destacaría el trato y el día a día, en el que siempre te hacen sentirte muy cómodo», añade Mariño. Y remacha Samuel: «Cada día dábamos un paso más en el entrenamiento, había conceptos en los que incidíamos o aspectos del rival que se trabajaban, pero todos nos sentíamos implicados y eso era fundamental».

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