Las cuentas dicen que existe una pequeña posibilidad de que el Real Valladolid descienda a Segunda División B. Pequeña, sí, pero ahí está. Y para evitar tener que afrontar el último partido liguero con un desfibrilador cerca, el vestuario tiene claro que el camino más rápido para conseguir la salvación es puntuar en Elche. Un solo punto en tierras ilicitanas permitiría tirar las calculadoras a la basura y disfrutar de una semana medianamente tranquila a orillas del Pisuerga.

Existen otras muchas vías para la consecución del objetivo que ahora mismo está sobre la mesa blanquivioleta. Si no gana el Almería ante el Mirandés o si pierden Mallorca ante el Córdoba o Ponferradina ante el Tenerife, el Pucela estaría matemáticamente salvado. Si los de Alberto López pierden y, además, no se da ninguno de los resultados que le pueden beneficiar en otros campos, las probabilidades de descenso serían aún pequeñas, pero menos.