El Deportivo Alavés entró ayer a las ocho de la tarde en estado de máxima necesidad. Las alarmas que se han ido encendiendo de manera paulatina a lo largo de las últimas semanas alcanzaron el grado de máxima emergencia tras la victoria del Nàstic en Almería. A punto estuvo de ser un sábado perfecto para los albiazules, pero los catalanes se llevaron la victoria en el tramo final de su encuentro y consiguieron tres puntos que les elevan hasta los sesenta. Una cifra, unida al gol average general en estos momentos favorable a los tarraconenses, que obliga a El Glorioso a ganar al Valladolid para poder mantener la plaza de ascenso directo que, como primero o segundo, lleva ostentando ya durante una vuelta entera. La misma situación que hace unas semanas se vivió en Córdoba, donde un tropiezo hubiese supuesto caer del pedestal de privilegio. Entonces el equipo de José Bordalás respondió a la perfección para alzarse con un triunfo que le aportó una importante ración de oxígeno. Aire que vuelve a necesitar ahora para mantenerse segundo y, de paso, para abrir brecha de nuevo con algunos de sus rivales directos. Y es que una victoria serviría para mantener todavía a dos puntos de diferencia al propio Nàstic, pero también permitiría conseguir una mayor renta con respecto a Osasuna y Oviedo. Los navarros no pasaron del empate ante la Ponferradina, por lo que durmieron a dos puntos de los vitorianos; mientras que los asturianos perdieron en su visita al Llagostera y continúan de momento a tres. Y a la espera también del Zaragoza, que está a tres puntos y juega esta tarde.

La racha que arrastra el cuadro albiazul en los últimos meses no puede resultar más desoladora. Encadena cuatro partidos seguidos sin ganar, los tres últimos sin marcar, cinco empates consecutivos en Mendizorroza y solo dos triunfos en doce compromisos. Registros que se hubieran llevado por delante las ilusiones de cualquiera, pero no las de este equipo que ha sabido sobreponerse, hasta la fecha, a su crisis, consiguiendo puntos en el momento adecuado y aprovechándose al tiempo de la igualdad que reina en la categoría para que ninguno de sus perseguidores le haya podido dar caza a lo largo de la vuelta completa que lleva ocupando una de las dos plazas de ascenso directo.

Pero para completar el gran sueño del alavesismo las victorias son ya cuestión ineludible. De hoy no puede pasar. Esos cinco empates seguidos en el estadio del Paseo de Cervantes son los que han impedido el despegue definitivo de los pupilos de Bordalás y por eso no se puede volver a tropezar en casa. Ni esta afición ni estos jugadores, a los que nada se les puede echar en cara en cuanto a esfuerzo y compromiso, se merecen otro varapalo.

Se espera de nuevo un ambiente excepcional en Mendizorroza. Eso nunca ha fallado. Pero en esta ocasión todo el alavesismo tiene que empujar todavía un poco más para que la fiesta sea completa y se vaya más allá de los noventa minutos. Al sensación de decepción ha sido constante en los últimos partidos en Vitoria y no se puede repetir. Esta vez sí, hay que mantener la seriedad defensiva que viene siendo habitual y adornarla con el acierto en el remate que se ha negado en las últimas jornadas.

Para buscar el gol que se resiste, todo hace indicar que el entrenador alicantino removerá su alineación en busca de soluciones. La recuperación del 4-4-2 es ya una necesidad y con ella la presencia de dos extremos puros como Femenía y Dani Pacheco, además de una doble referencia arriba que bien puede ser, como en gran parte del curso, la compuesta por Juli y Toquero. Son los mimbres que mejor le han funcionado a Bordalás y, cuando toda la temporada está en juego en apenas un mes, todo hace indicar que el levantino regresará ahora a los orígenes para buscar esa victoria que permita mantener la segunda plaza.