El sábado en Zorrilla al final no llovió. Eso no quitó que hiciera de nuevo un frío de espanto y que las nubes deslucieran el día del peñista. Por ambiente y por asistencia.
Sale a calentar el trío arbitral y salen los porteros del Pucela. Recordemos que hay dos: Kepa y otro chico que juega en la sub-21 de Portugal, con muy buenas maneras y que se le ve ágil. Bruno se llama el zagal.
Le pone ganas en el calentamiento. Estira, corre, golpea y mira. Mira a la grada. A una niña que andaba con un gorro de cumpleaños. A Kepa hacer el semi-espagar. Mira. Y se queda con la copla de que no parece que vaya a pasar lo del rugby. Hoy tampoco se llena, pensará.
Pero el tipo no se rinde y sigue dale que te pego. No desiste.
Salen los demás compañeros a calentar y ve como el público aplaude. Mira y sigue calentando. Comienza el partido y se mete en su rinconcito del banquillo.
Y cuando el Zaragoza nos metió el segundo dejó de mirar. Y se puso a gritar.Mas que Portugal. Y Rubio que se estaba dejando la piel (por cierto, felicidades Capi, algún día habría que exigir una estatua con tu nombre en la puerta 6, por ejemplo, que 37 tacos y de ellos 10 en el pucela, es mucha mili!), y Roger que también estaba desfondado, le veían. Ahora otros miraban y el gritaba. La guinda fue la expulsión de Pedro y ver que no salía nada. La patada que le pegó al banquillo hizo temblar hasta Preferencia A.
Y es que hay ganas. Pero cuando las hay, nos falta la suerte. Ni los 8000 valientes del sábado pudieron hacer nada para encontrar ese poquito que nos falta. No tuvo suerte Roger, ni Villar (que falta nos hace que le vuelva), ni nadie en el Valladolid. Goles cantados que se quedan en eso, cantados, porque no suben al marcador. Y claro, si ves que no sale, y te pitan, o peor, los 8000 se callan, pues no. Acabas derrotado.
En todo el partido solo un señor a mi derecha intentó una vez animar. Lo dejó por imposible en vista de que el público estaba como el último pelotazo de Disney: Frozen. Congelado.
Nos merecemos mas. Mucho mas. Ojo, no solo los aficionados. También los jugadores. Y Bruno. Y esta ciudad le debe mucho al Pucela. Tanto que debería colgarse el “no hay billetes” cada 15 dias. Como en el rugby. Y un poco de suerte. Solo un poco. Como cuando vino el Mister.
El mejor regalo para el Sr. Rubio sería volver a subir. Se lo debemos al Capi. Se lo deben al Capi.
Aupa Pucela siempre!
