Noticia de Arturo Alvarado para el Diario de Valladolid de El Mundo
La mejoría del equipo ante el Zaragoza aplaza la destitución del técnico / Se la vuelve a jugar en Pamplona, donde necesita ganar
Lo de Miguel Ángel Portugal y la sombra de su destitución lleva camino de abandonar el apartado del fútbol, para convertirse en sujeto de documental de la naturaleza. En concreto, del clásico de la leona (porque son ellas las que cazan) persiguiendo a la gacela. A veces la pilla y en ocasiones el bóvido se va por patas, nunca mejor dicho.
Por ahora Portugal ha conseguido poner tierra de por medio con su finiquito. La derrota frente al Zaragoza debería haberle colocado en la calle, según la decisión adoptada por el club antes del encuentro. Le salvó del cadalso la forma en que se produjo, con varias ocasiones para marcar y dos goles recibidos en dos llegadas. Aunque si te cuelan dos de dos, es como para hacértelo mirar.
La continuidad no fue una postura adoptada de forma unánime pero Braulio supo imponer su criterio, como él mismo asegura que es norma desde su llegada. Porque el director deportivo se ha convertido en el máximo y prácticamente único valedor del técnico burgalés.
Sin embargo esa mejora (nada difícil, por otra parte) de la imagen el pasado sábado, respecto al desastre de Leganés, no otorga a Portugal un salvoconducto sine die. Porque a la gacela del banquillo pucelano se le acaban las posibilidades de finta en Pamplona.
Ya no habrá más dilaciones, retrasos ni enésimas oportunidades. Si los planes no cambian de forma diametral, la derrota o incluso el empate frente a Osasuna en El Sadar le costarían el puesto al técnico. Incluso una victoria ratonera (para entender el término asócielo con la imagen del triunfo en Mallorca) podría ponerlo de patitas en la calle.
¿Y quién vendría? La pregunta por ahora carece de respuesta, pero el club, como este diario informó la semana pasada, ya ha dado sus primeros movimientos para capturar un posible repuesto. El dato curioso es que busca un técnico sólo hasta final de Liga, lo que invita a pensar que puede tentar (o haber tentado) algo diferente para la próxima temporada.
La caza de un revulsivo no se debe principalmente a la lucha por entrar en la promoción. Existe una mínima llama de esperanza en este sentido, pero en la entidad son conscientes de que un equipo incapaz de ganar tres partidos seguidos tiene en chino apuntarse cinco o seis victorias en ocho encuentros.
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