Carlos Suárez se reincorporó ayer a su puesto de trabajo después de estar de baja desde el pasado 3 de abril, cuando tuvo que abandonar el palco de Zorrilla al sentirse indispuesto. La tensión acumulada por el dirigente blanquivioleta por los malos resultados del equipo, ha terminado por reproducir un antiguo problema gástrico. “Ya veremos cuando hagamos las pruebas y sabremos cómo estoy. Pero mala hierba, nunca muere”, explicó con ironía el presidente.

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