La destitución no fue en caliente. El Valladolid, por la tarde, decidió prescindir de su entrenador tras varias semanas en la cuerda floja, la derrota contra el Osasuna fue la gota que colmó el vaso, pero antes de precipitarse, Braulio decidió hablar con Carlos Suárez por la tarde y tomar una decisión en frío y no fulminar al entrenador nada más terminar el partido contra Osasuna.

En un sincero comunicado, el club le deseaba lo mejor: “El Valladolid desea agradecer públicamente el trabajo de Miguel Ángel Portugal al frente de su primer equipo y resaltar su exquisito comportamiento y saber estar en la que ha sido su segunda etapa en la entidad blanquivioleta, ya que también defendió su camiseta en la temporada 1987-88”. Para Braulio la decisión no fue fácil, ya que se lleva muy bien con Portugal y el comportamiento del burgalés en Zorrilla siempre ha sido un ejemplo.