El profe Mendilibar le da una lección gratuita a Rubi
Los sueños de permanencia en Primera División se van desvaneciendo entre los dedos de los levantinistas, incluidos o sobre todo de los 114 valientes granotas que viajaron a Eibar con la esperanza de que el buen Levante UD que se vio frente al FC Barcelona tuviese continuidad. Sin embargo, el equipo se vino abajo en el primero de los dos partidos (con el del Getafe) en que a los granotas sólo les valía la victoria o, como mínimo, pero como mínimo, cuatro puntos de seis. José Luis Mendilibar, el técnico que ha brillado en casi todos sus destinos pero no servía en Orriols, dio una lección táctica y dejó en mantillas a Rubi, que erró en un planteamiento que tampoco los futbolistas supieron ejecutar correctamente. 2-0 y a apretar los dientes… y esperar pinchazos de los rivales directos.
En el primer tiempo, Rubi hizo saltar por los aires lo que, resultados aparte, le había dado buen resultado al Levante en las últimas semanas empezando por sustituir el habitual 4-1-4-1, que le permite realizar una presión alta a la salida de balón del adversario y a la par tener superioridad en el centro del campo, por un 4-4-2. Esto, con una banda derecha totalmente nueva, con Xumetra como titular y de nuevo Mauricio Cuero, el fichaje más caro de la historia granota, en el banquillo y, de lateral derecho, Toño para suplir la baja de Iván López. Con esto, el técnico ‘lograba’ desactivar a uno de sus mejores activos en ataque como es Toño situándolo a pierna cambiada y, además, acentuando sus problemas defensivos.
De hecho, casi todo el peligro del Eibar llegó por la banda izquierda de su ataque donde Toño lo pasó realmente mal con Inui. El japonés, que ya la lió en el Ciutat de València en el partido de la primera vuelta, fue el autor del pase del gol que abrió el marcador en el minuto 37. Jota Peleteiro rondaba por la frontal del área del Levante hasta que vio al centrocampista nipón sin ninguna marca y le envió el esférico. Inui de primeras la devolvió al corazón del área pequeña donde Borja Bastón, adelantándose a los centrales y con Diego Mariño como testigo de excepción, hacía subir el 1-0 al marcador.
Mucho antes de eso, el conjunto armero se había hecho dueño del partido y de la pelota ganándole la batalla en la medular a los granotas con Escalante, Dani García y Adrián y Simao Mate y Verza totalmente superados. El único amago del Levante de hacerle daño a su adversario llegó en el minuto 9, con un balón largo precisamente de Simao hacia Deyverson que el brasileño desaprovechó con un tiro muy cruzado y tras bajar el cuero con el pecho a la carrera. Aparte de esa anécdota ofensiva de los visitantes, quien generó más peligro en la primera mitad fue el Eibar con la movilidad de Jota e Inui. En el 33′, Ansotegi enganchó mal el esférico después de un saque de córner y de que Lillo, en la frontal, devolviese la pelota a la zona de peligro. El central del Eibar se giró sin pensárselo pero no logró sorprender a Mariño. Y, en los compases finales, Jota estuvo cerca de hacer el 2-0. Inui metió un balón envenenado que paseó entre todos los zagueros granotas y Mariño pero el jugador procedente del Brentford no pudo batir en esta ocasión al meta de la escuadra de Orriols.
En la segunda mitad, el monólogo del Eibar se acentuó o, por lo menos, el conjunto de Mendilibar dispuso de varias ocasiones como para golear al Levante que no se marchó de Ipurua goleado, con un marcador de escándalo, gracias a los postes y a varias manos prodigiosas de Mariño. A los diez minutos del arranque de este segundo tiempo el meta gallego le hizo un paradón a cañón tocante a Inui, que hizo un partidazo pero no tuvo la suerte del gol. Y, en el 57′, el tanto que abría distancias en el marcador. Escalante entró por el flanco derecho, le hizo un cañito a un Orban muy desubicado y envió hacia Adrián para que, entre su disparo y que cayó encima de Mariño, consiguió el segundo tanto eibarrés. El centrocampista armero cometió falta sobre el cancerbero levantinista al impedirle levantarse y para colmo quien metió el esférico en su propia portería fue Toño.
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