La Ponferradina llegaba a Zorrilla embarcado en una mala racha que le ha costado el puesto a su entrenador, y además con bajas importantes en la alineación. El Valladolid, tras dos victorias y dos empates, exhibía antes del encuentro vitola de favorito, pese a no poder contar, por sanción, con Juan Villar, su hombre gol.

Al final, empate. Los dos mantienen sus tendencias, pero a los bercianos les supo bastante mejor el punto que a los blanquivioletas, que no terminan de engancharse al pelotón de cabeza. Miguel Ángel Portugal, posiblemente para paliar la ausencia de Villar, presentó un esquema más ofensivo de lo habitual, un 4- 4-2 con Rodri y Renella en punta y dos hombres de banda muy ofensivos, como Manu del Moral y Mojica.

Pero, por mucha artillería que se ponga en el campo, no hay garantías de triunfo, ni siquiera de goles. El Valladolid, con un palpable estado de ansiedad por la necesidad de una victoria, creó poco peligro porque le falto orden y tranquilidad para traducir en algo positivo su presunta superioridad técnica. El doble pivote portugués, Tiba-Leao, no fue capaz de canalizar el juego blanquivioleta ante una ordenada zaga visitante, a quien solo las arrancadas del colombiano Mojica le creaban algún problema.

Otro factor determinante fue el viento. Rachas muy fuertes que en la primera mitad ayudaron al equipo local y en la segunda al visitante. Había que rasear la pelota para salvar esa adversidad meteoro-lógica y el Valladolid se empeño en imponer un fútbol directo que se quedaba en nada. De hecho, la única ocasión de peligro del primer tiempo la tuvo Collado, que no supo resolver ante Kepa.

La Ponferradina empujó

En la reanudación, la Ponferradina se dio cuenta de que el Valladolid no se comía a nadie y abandonó su cauto sistema inicial para aprovechar la ayuda del viento e ir creando oportunidades cada vez más claras en el área blanquivioleta. En el minuto 67, Andy y Raillo tuvieron dos seguidas. Más tarde, el propio Raillo pudo decidir el choque con un cabezazo a placer que salvó providencialmente, Kepa.

El técnico local dio entrada sucesivamente a Roger, Guzmán y Borja, buscando más profundidad y equilibrio, cosa que consiguió a medias, porque aunque el Valladolid llegaba más, no terminaba de encontrar el gol que inclinara la balanza.

Rodri se hizo un lío en un mano a mano con Dinu Moldovan y, ya en el tiempo de prolongación, Mojica enganchó un disparo cruzado que pasó muy cerca del poste izquierdo de la meta enemiga. Ese fue todo el balance atacante del conjunto blanquivioleta que vio frenada su escalada en la clasificación por su estado de ansiedad, por jugar con mucho corazón y poca cabeza.

Poner como disculpa al viento y al estado del campo, bastante pesado, no sirve, aun siendo verdad. También perjudicaba a la Ponferradina y fue el equipo berciano el que estuvo más cerca de llevarse la victoria.

Noticia: MARCA