El presidente dejó claro que sus críticas no eran un aviso para Miguel Ángel Portugal y van dirigidas a los jugadores, a los que pidió más garra e intensidad en el futuro.

El presidente del Real Valladolid, Carlos Suárez, salió ayer a la palestra a través de los micrófonos de la SER y matizó la intención de sus contundentes declaraciones tras la disputa del partido empatado por su equipo del pasado sábado ante la Ponferradina. Suárez, más que enfadado se mostró disgustado por el rendimiento de los futbolistas: “No es cabreo, es decepción. Creo que hemos reforzado al equipo en la medida que hemos podido y que en otros partidos hemos demostrado de lo que somos capaces cuando ponemos garra y empuje. Eso es lo que les pido”.

El presidente quiso aclarar que lo de “se juega como se entrena” no era un dardo envenenado hacia el entrenador: “Es una reflexión que ya les había hecho yo antes a los jugadores en el vestuario. Todo viene por la falta de intensidad que ya se había visto en un entrenamiento de la semana y que ya el míster les había comentado a los futbolistas. No es ningún dardo hacia el entrenador. Yo no tengo que mandar mensajes subliminales a nadie. Salí muy enfadado el sábado porque tenía mucha ilusión en ese partido pero creo que el equipo se relajó ante un rival al que tenían que haber superado dadas las condiciones en las que llegaba a Valladolid. Somos un equipo competitivo y todos los que han venido aquí saben cual es el gran objetivo que tenemos en la presente temporada”.

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