Ganó al equipo castellano-machego en el Carlos Belmonte con un gol de Juan Villar justo antes del descanso y aumenta su distancia con la zona de descenso
Justo a tiempo, el paracaídas se abrió y el Pucela ganó por 0-1 al Albacete, con un gol de Juan Villar. Si el Real Valladolid hubiera perdido este domingo en el Estadio Carlos Belmonte ahora estaría en la zona de descenso. Pero nada más lejos de la realidad: el Pucela mostró en Albacete su mejor cara –al menos durante la primera parte-, su versión como visitante, la que le ha permitido sumar dos empates y dos victorias en sus cuatro últimas salidas, y arañó tres puntos que le permiten darse un respiro y ser optimista ante el último partido del año, que le enfrentará al C.D. Tenerife el próximo domingo, a partir de las 17 horas.
Dentro de los parámetros futbolísticos de la actual Liga Adelante, el nivel del Real Valladolid en su primera mitad fue notable. En los cinco primeros minutos del partido ya había fabricado dos ocasiones claras de gol (Óscar primero y Rodri después, ante el portero local) y le habían anulado un tanto legal a Rodri, marcado a la salida de un córner e invalidado por el colegiado al apreciar un una falta previa, inexistente, de Marcelo Silva.
Aunque en estos primeros 45 minutos el balón transitó sin un control claro por el centro del campo, lo cierto es que cuando el Real Valladolid pisó el campo local, lo hizo con mucho peligro. Al margen de las ocasiones citadas, Óscar dejó con un pase magistral a Juan Villar ante el arquero Juan Carlos y, justo antes del gol, Rodri había cabeceado alto un buen servicio de Alfaro.
Y en la última jugada de la primera mitad, Hermoso se sumó al ataque por la banda izquierda y puso un centro medido a Juan Villar, que descerrajó a bocajarro, libre de marcaje, un testarazo inapelable para marcar el gol del partido.
De los intentos del Albacete antes del descanso solo salió una ocasión realmente clara ante Kepa, que el arquero tuvo que salvar saliendo a los pies de Rubén Cruz, que pudo salvar con un regate la salida desesperada del vasco, pero luego no supo definir.
En la segunda mitad, el Real Valladolid fue de más a menos y, como otros partidos esta temporada, acabó encajonado en su área, achicando balones con Marcelo Silva como auténtico sostén. La defensa adelantada desapareció y el Albacete empujó mucho en busca del empate, pero sin mucho acierto a la hora de acabar las jugadas.
