Uno de sus regalos de cumpleaños llegó con un día de antelación. Alfaro cumplió 29 años y lo celebró sobre el césped de Zorrilla después de superar una lesión muscular, recaída incluida, que le ha mantenido al margen del grupo durante más de dos meses. Por fin, la alegría del vestuario hasta en los peores momentos personales vuelve al verde. Y lo hace con la máxima motivación.

“Espero que haya agotado ya el cupo de lesiones, apenas había tenido en mi carrera y desde que he llegado a Valladolid no he tenido suerte. La lesión está ya olvidada y espero que sea la última reincorporación al grupo”, explicó.

Alfaro ofrece al míster una calidad y una polivalencia indiscutibles, además del poso que da la experiencia y un olfato de gol que le coloca como una de las posibilidades en la punta de ataque. “Todo lo que sea jugar, estaré encantado. El míster sabe que puedo jugar en muchas posiciones y la intención es entrenar fuerte y ponérselo difícil”.

El frenazo ante Osasuna supuso un golpe, pero no lo suficientemente duro como para bajar el ánimo de un grupo que se encuentra con muchas ganas de aferrarse a los puestos nobles de la tabla. “El equipo está bien, reforzado a pesar de la derrota. Sabemos que el partido en Lugo será complicado pero tenemos que seguir en la dinámica positiva. La Segunda División es muy larga y te da muchas oportunidades de estar arriba”.

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