“Tengo dos espinitas. Una es no haber pasado más tiempo en Valladolid y la otra es Coruña, haberme ido. Me gustaría sacármelas algún día. Son los dos sitios con los que más me identifico»

El 15 de abril de 2012 Celta de Vigo y Deportivo de La Coruña se batían en duelo buscando colocarse en cabeza de una Segunda División de récord, desenfrenada. Aquella mañana el partido, que estaba siendo vibrante, encontró un protagonista inesperado en Borja Fernández Fernández, autor del gol que desequilibraba el marcador justo cuando el partido estaba a punto de morir. Delante de la carrera y posterior deslizamiento sobre el césped del mediocentro ourensano, la grada ardió y vio ante sus ojos la imagen de un ascenso inminente. Son, qué duda cabe, momentos que sellan alianzas de por vida. Han pasado dos años desde aquello, un tiempo en el que Borja ha seguido alentando al Deportivo después de su marcha al final de aquella temporada. “Si te digo la verdad, esta temporada no he visto muchos partidos por cuestión de coincidencia de horarios, pero sí te puedo decir que lo he seguido y he estado informado en todo momento, sobre todo por los amigos que tengo ahí. Creo que todos esperábamos una temporada muy complicada, no es fácil bajar, subir, bajar y volver a subir. Había mucho lío económico e institucional, por lo que la situación era delicada y se pensaba que el equipo sufriría más. Al final se han hecho muy bien las cosas y se ha conseguido el ascenso”.

El Dépor logró el fin y, aunque se han cuestionado sus medios, Borja Lo tiene claro. “No creo en la suerte, cuando uno logra cosas es por algo. La Liga ha sido irregular y el Deportivo ha conseguido imponerse. El fútbol es un deporte colectivo y tiene mucho que ver con la labor de un entrenador. En este sentido es un mérito. Que los otros no hayan hecho bien las cosas no es cuestión del Dépor”.

En el camino a Primera División, han sido muchos los ex deportivistas que han querido ayudar de una forma u otra a coger impulso en la carrera. La ciudad ha exprimido últimamente su mareante magnetismo sobre las cabezas de Culio, Salomao, Bruno Gama… Borja?. “Pasé un año fenomenal en la ciudad. Al margen de que soy gallego siempre me ha gustado mucho eso y mi experiencia aquel año fue satisfactoria tanto en lo personal como en lo profesional. Guardo muy buen recuerdo”. Abrazos para dar y tomar, barra libre del Agra a Monte Alto. “Se nota mucho el cariño, no sólo por aquel gol al Celta, que es lo que todo el mundo recuerda, creo que se me valoró mucho incluso antes de aquel día. A día de hoy sigo recibiendo buenas cosas, también vía Twitter”. Aquel gol al Celta, el que explotó como un tanque de oxígeno en las cabezas de la gente. Y es que vaya día fue a escoger Borja para colarse en el corazón del deportivismo. “Se juntaron muchas cosas. Nos estaban persiguiendo en ese momento y al final los dejamos a siete puntos, si no recuerdo mal. Luego está el hecho de cómo se dio el partido, con la remontada del Celta y nuestro gol en el descuento, que marqué yo después de todo lo que se había venido hablando sobre mi pasado. Fue un momento ideal”.

Rumores vuelan, de aquí para allá, sin dar respiro. La posible vuelta de Borja FF al Dépor ha sido uno de ellos. “Tengo dos espinitas. Una es no haber pasado más tiempo en Valladolid y la otra es Coruña, haberme ido. Me gustaría sacármelas algún día. Son los dos sitios con los que más me identifico”. La relación de Borja con la ciudad es permanente como también sus amistades dentro de la plantilla actual. “Mantengo el contacto con Manuel Pablo, con Laure, de vez en cuando les envío algún mensaje a Juan Domínguez y a Álex… También Núñez, somos íntimos amigos desde hace muchos años”. Más rumores. El nombre de Pedro Mosquera ha saltado en los últimos días como futurible para el Dépor, un jugador que ha compartido vestuario con nuestro protagonista. “Llegamos los dos juntos al Getafe. Siempre he creído que tiene mucho futuro pero no le han dejado dar ese pasito. Este año, cuando ha empezado a jugar, me ha sorprendido por su competitividad. He jugado a su lado casi siempre y sólo puedo decir que tiene mucha calidad y entrega”.

Sacrificio, lucha, colores, escudos y el jugador de fútbol en la picota, alabado y cuestionado a la vez por una hinchada que no acaba de fiarse del trasiego que promueve el capital. “Al final esto es un negocio y se pierden ciertas esencias. Imperan otras cosas”. Borja aprovecha y reflexiona sobre la identificación club-jugador. “Creo que a veces el conflicto es consecuencia de la actitud del jugador y otras de cómo obra el club o los aficionados. Nosotros no siempre comprendemos que vamos a sitios donde existe una base social y que ahí no somos únicos. La gente que está detrás vive mucho el fútbol y su club, y nosotros, no sé si por nuestra condición de jóvenes con una vida fácil, nos creemos en determinados momentos que estamos por encima de eso. Pienso que muchas veces esto da lugar a confusiones. Somos profesionales a los que pagan por estar preparados y hacer lo mejor para un equipo, pero los aficionados tienen que comprender que es normal que un futbolista quiera crecer y, aun a riesgo de equivocarse, pueda ver posibilidades en otros sitios. Que cada quien mire por lo suyo no debe llevar al conflicto sino al entendimiento”.

Borja Fernández acaba contrato con el Getafe este mes, por lo que es libre de decidir su destino para la próxima temporada. Está por ver si su camino se volverá a cruzar algún día con la parroquia blanquiazul, la misma que, rondando aquel mediodía de domingo, dibujó dos efes en su sueño de goles históricos. Buena suerte.

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