Tiene una cláusula por la que bajar a Segunda supondría una rebaja del 50% de su salario o la ruptura del compromiso


Más allá de la desilusión que genera un descenso de categoría para los aficionados de un equipo, el principal golpe lo siguen recibiendo tanto la institución, con una reducción del 70% de los ingresos ordinarios respecto a lo obtenido en Primera división, como los propios futbolistas.

El primer descenso a Segunda división con Carlos Suárez en la presidencia generó tal problema económico, por los sueldos arrastrados de Primera de los jugadores, que el presidente del club blanquivioleta tomó la determinación de incluir una cláusula de penalización en la firma de los nuevos contratos en el caso de perder la categoría.

De este modo, y según los casos, los futbolistas del Real Valladolid tendrán una rebaja en sus fichas para la próxima temporada entre el 50 y el 60% de lo percibido en Primera división, además de la correspondiente bajada de la cláusula de rescisión para favorecer una posible salida en el caso de que alguna de las partes estuviera interesada en terminar con el compromiso contractual.

Un caso especial


Esta situación tiene en el actual equipo un caso especial que puede terminar con la etapa de Antonio Rukavina en el club castellano, ya que el futbolista serbio tiene fijada una rebaja de su sueldo del 50%, pero también la posibilidad de romper el contrato sin coste alguno por cualquiera de las dos partes.

«Cuando fichamos a Rukavina venía del fútbol alemán, donde no se dan este tipo de cláusulas. Él terminó por aceptar esa rebaja por el descenso pero, a cambio, se incluyó también la opción de la salida del club», explicó Carlos Suárez.

De este modo, y aunque todavía no se dé por hecha su marcha de manera oficial, el presidente del Real Valladolid sí reconoce que hay muchas posibilidades de que el lateral salga de Zorrilla: «Hemos hablado con él, ahora está con la selección y la semana que viene hemos quedado en volver a hablar. Ha hecho dos buenas temporadas y su salida entra dentro de lo probable».

«No podemos asumir ciertos salarios en Segunda división porque ni sería justo para el resto del vestuario ni para el resto de acreedores. Un jugador se sustituye, pero la deuda hay que devolverla», terminó por afirmar Carlos Suárez que, tras el varapalo moral del descenso, tiene que lidiar ahora con la realidad económica de un club que sigue en proceso concursal.

Sin duda, bajar es un problema a todos los niveles, pero el presidente tiene muy claro que debe mantener el equilibrio económico. Es clave.