Aunque se había especulado
con un coste de un millón de
euros, lo cierto es que el presidente Carlos Suárez reclama una cantidad notablemente superior para dejar salir al jugador alemán y no
parece dispuesto a dar su brazo a torcer, teniendo en cuenta que ha tomado la actitud
del futbolista como una ofensa hacia la entidad de la que
es propietario. De ahí que no
quiere sentar un precedente
que pueda alentar comportamientos similares en alguno de sus compañeros de
equipo en el futuro. 

Noticia: MARCA