No es la Copa la prioridad del Real Valladolid, es una evidencia, pero está claro que el objetivo de este viernes pasaba por dar una buena imagen después de caer por primera vez en descenso. De esta manera Pucela y Rayo empataron a cero en la ida en Zorrilla y habrá que esperar a la vuelta en Vallecas dentro de diez días para resolver quién pasa a octavos de final. La primera parte fue un tanto insulsa por parte de ambos conjuntos. Si bien el Pucela se arrancó ligeramente y gozó de más dominio poco antes de irse a vestuarios, lo más justo sin duda era el resultado gafas que reflejaba el marcador cuando los jugadores se retiraron. JIM volvió al 4-4-2 con Rossi y Baraja de pivotes, con Omar y Ebert alternándose entre las dos bandas con Manucho y Osorio arriba. Si bien la probatura no fue un éxito rotundo, el Pucela dejó con cuentagotas buenos momentos de fútbol, pero sin resultado. No fue la cosa más allá de un par de ocasiones de Manucho y Castillo en los primeros cuarentaicinco minutos –el del Rayo se quedó solo ante Jaimepasados los veinte minutos y el portero resolvió magistralmente en el mano a mano- y lo cierto es que el choque terminó por aburrir a los poco más de 7.000 espectadores que acudieron a Zorrilla. Ni siquiera el aliciente de Alberto Bueno, bastante discreto, que volvía a su casa como titular, pudo animar un poco el encuentro, ya que el Rayo no terminaba de encontrarse sobre el campo pese al estilo de abrir espacios de Jémez. La segunda mitad fue otro cantar. Los vallecanos salieron con otro aire y a punto estuvo Lass de abrir el marcador con un zurriagazo desde fuera del área que salvó una vez más Jaime, mientras el Pucela trataba de avanzar metros. Poco a poco los ánimos se fueron calentando el ambiente y la grada, de manera que las ocasiones empezaron a aparecer. Manucho estuvo cerca de hacer el gol del siglo de media chilena en una falta colgada por Ebert, pero un defensor del Rayo se puso en medio y la oportunidad se fue al limbo. Fue entonces cuando Jémez y JIM decidieron animar el cotarro con los cambios. Guerra sustituyó a Osorio y Lavirrey a Castillo, muy activo todo el partido. Ebert también tuvo su dosis de protagonismo cuando en el 75 casi establece el 1-0 al empalmar en carrera un centro desde la derecha, pero su latigazo de fue lamiendo el palo de Cobeño. Con el paso de los minutos el Pucela fue encerrando al Rayo, que se conformaba con el resultado, pero el gol no llegaba. Los minutos iban pasando perezosamente mientras el marcador, por el contrario, no lo hacía. Tuvo una última Guerra en el añadido, desperdiciada por no querer cederle el balón a Ebert. Así las cosas, Valladolid y Rayo Vallecano lo dejan para la vuelta con el resultado de 0-0, que tendrá lugar dentro de diez días en Vallecas. Antes habrá que salvar el match ball del Celta, que visitará Zorrilla el lunes 16, donde ahí sí que solo vale ganar para escapar del descenso.
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