El portero trata de animar a compañeros que, como él, se han visto relegados a la suplencia
Jaime Jiménez se define como un tipo «visceral». «Si veo que una persona está mal, ya sea un compañero o un vecino, y puedo echarle un cable, lo hago. Si veo una actitud que no me gusta y tengo que ir a pegarme un cabezazo con alguien, pues voy y me meto un cabezazo», dice con su vehemencia habitual. No consta que el portero suplente del Real Valladolid vaya chocando su cráneo por ahí, pero sí ha aflorado públicamente una callada labor de ayuda emocional que sus propios compañeros reconocen.
Al inicio de la temporada 2011-2012, Jaime ayudó a Manucho Gonçalves a recuperar la autoestima, como admitió entonces el ariete angoleño. Esta campaña, ha sido «un soporte» anímico para Gilberto ‘Alcatraz’ García, según desveló el lunes el lateral colombiano después de marcar su primer gol ante el Valencia y dedicarle el tanto al portero.
«Alcatraz estaba pasando por un mal momento. Es difícil, cuando uno no juega, llevar el día, mantenerse en forma, buscar una motivación y tratar de sumar al grupo. Para eso estamos, para ayudar a cualquier persona que lo necesite», apunta el guardameta.
Aunque Jaime contesta con exquisita educación, se nota que no le gusta demasiado hablar de un asunto que pertenece a la «intimidad del vestuario». «Tampoco quiero que parezca que estoy vendiendo una moto. Hablo de esto porque antes lo ha hecho Alcatraz», subraya.
Jaime Jiménez animó a Manucho en el verano-otoño de 2011 desde su condición de titular. Ahora, convertido en el segundo portero, ha dejado de lado su propia situación para alentar a Alcatraz. «No lo hago porque esté jugando, deje de jugar o me interese para no perder el puesto. Soy así. Si un día tengo que discutir con un compañero y decirle las cosas a la cara, lo hago. Lo mismo si tengo que ayudar a una persona que está mal. No tengo ningún problema en sacar mis sentimientos a la luz».
Los vestuarios profesionales son ecosistemas cuyo funcionamiento se autorregula. Del buen ambiente que se respire intramuros depende en muchas ocasiones los éxitos de un equipo. «El vestuario es una pieza fundamental para buscar la salvación, en nuestro caso el objetivo primordial», corrobora Jaime. Y, a continuación, el portero lanza un aviso a navegantes, por si alguno de los tripulantes de la nave blanquivioleta rema en dirección opuesta. «La gente que se quiere salir del tiesto, hay que meterla dentro o dejarla fuera. Todos debemos estar unidos, todos somos iguales, todos formamos parte de lo mismo. El éxito del Real Valladolid no es fulanito o menganito, sino todo el equipo. Nadie puede estar por encima del club. Yo tengo momentos malos y se me puede ir un día la cabeza. Estaré mejor un día y peor otro, pero un futbolista tiene que ser profesional 24 horas, no solo en el campo, también con el grupo y los compañeros. Siempre con respeto».
Jaime afirma mantener un excelente trato con «prácticamente todos los jugadores de la plantilla». «Estoy haciendo muy buenas migas con la gente que ha venido nueva. Me llevo muy bien con todas las incorporaciones y con los del año pasado también tengo una gran relación. Este año estoy mejor con muchísima gente, ya no solo en el compañerismo, sino en algo más. Estoy muy contento, me lo paso muy bien, me río con ellos y estoy feliz».
Cuando Alcatraz marcó en Mestalla, rápidamente corrió hacia el banquillo para abrazar a Jaime. El guardameta no se lo esperaba y se sintió lleno de «orgullo» después de que el lateral se acordase de la «situación» de suplencia que vive ahora el portero de Valdepeñas. «Soy una persona luchadora que tampoco necesita tanto sentir el apoyo. Sí que es verdad que tienes momentos malos y se agradece, lógicamente, la ayuda que me han dado los compañeros». Sin embargo, cuando se le pregunta quién le ha animado durante estos meses, Jaime contesta: «Me animo yo solo. Je, je, je. Me marco entrenar bien, me cuido mucho y estoy en una forma física como nunca desde que llegué aquí. Yo quiero sumar. En lo humano, como en este caso, y en lo deportivo cuando lo decida el entrenador».
Jaime sigue siendo Jaime, un futbolista que trata de ser «lo más claro posible». «Lo único que me interesa es que el Real Valladolid gane y salvemos la categoría. Hacer un buen grupo y sacar la temporada adelante. Voy con la verdad por delante. No sé fingir. Se me ve a legua cuando estoy contento y también cuando estoy triste o cabreado. Y no quiero vender la moto. Yo hago las cosas de manera visceral».