El serbio nunca se ha enfrentado como técnico al equipo en el que despuntó como entrenador
El próximo fin de semana, tras el enfrentamiento europeo ante el St. Gallen, Miroslav Djukic vivirá un partido muy especial con el Valencia, ya que recibirá en Mestalla al Real Valladolid, el equipo con el que vivió momentos inolvidables y que le permitió dar el salto a un club tan importante en Europa como el che.
El preparado blanquinegro se verá las caras como entrenador por primera vez ante el Pucela, donde la hazaña lograda por el serbio en dos temporadas es difícil de olvidar, sobre todo por el difícil arranque que han tenido este curso los hombres entrenados ahora por Juan Ignacio Martínez.
En su primera campaña, la 2011/2012, Djukic llevó al Valladolid de Segunda División a Primera y finalizó tercero en la Liga Adelante por detrás del Deportivo de La Coruña y del Celta de Vigo, por lo que tuvo que superar el playoff de ascenso, aunque lo hizo realizando el mejor fútbol de la categoría de plata. El salto a la división de oro del fútbol español no cambió la mentalidad del técnico, siempre partidario de un estilo ofensivo, asociativo y exitoso, que provocó que el equipo pucelano finalizase el curso 2012/2013 asentado en Primera y en una cómoda 14ª posición, llegando a ‘coquetear’ por momentos con los puestos europeos.
A pesar de que su contrato era hasta junio del 2014, el serbio decidió dar un paso adelante en su carrera y se despidió de Valladolid el pasado 30 de mayo 2013 para viajar a tierras valencianas, en una comparecencia en la que agradeció el apoyo de sus jugadores, aseguró que por el equipo blanquivioletá dio «todo lo que tenía dentro» y se mostró «encantado» de haber podido dirigir a un club «como el Valladolid», en una ciudad que «siempre» lo trató «muy bien» y que siempre lo hizo sentirse «querido».
El próximo domingo a las 17 horas, Djukic revivirá por primera vez emociones del pasado, aunque apenas podrá pensar en ellas debido a la necesidad de su actual equipo, el Valencia, por llevarse los tres puntos.
