El domingo 15 de febrero, jugadores, cuerpo, técnico y directivos del Deportivo Cali estaban concentrados en el hotel La Feria en Bogotá. El reto era mayor: los números no cuadraban en la liga local y en Copa Libertadores debían viajar a Santiago de Chile para enfrentar al club O´Higgins en la segunda fecha del torneo continental. Ese domingo hacía el mediodía, el equipo en pleno acudió al restaurante para almorzar. A los pocos minutos se advirtió la ausencia en la mesa del futbolista Vladimir Marín.

Ante la inasistencia del comensal y advertidos porque el vuelo a Santiago partía pronto, el preparador físico del equipo, William Villa, fue a la habitación de Marín para ver qué pasaba. La sorpresa fue mayor porque Marín dormía plácidamente. Sin embargo, 15 minutos después, el futbolista apareció en la habitación del preparador Villa listo para viajar. Al instante se montó en el bus con toda la delegación, pero el técnico Leonel Álvarez, furioso con lo que había sucedido, decidió bajarlo del bus y Marín no viajó a Santiago de Chile.

Casi dos semanas después del suceso, Álvaro Martínez, presidente del Deportivo Cali, destituyó al técnico Leonel Álvarez. En la carta de despido, fechada el pasado 27 de febrero, el directivo le expuso al estratega las razones de la decisión. Martínez explicó que el Cali efectuó esfuerzos económicos enormes para tener un equipo competitivo y de resultados y acusó a Álvarez de hacer cambios inconsultos en el control administrativo de las rutinas del equipo profesional.

En concreto indicó que, entre otros cambios, autorizó a los jugadores profesionales a tomar cerveza en las concentraciones, un hecho que desconocía el comité ejecutivo y que según Martínez fue un suceso que “condujo a un deterioro en la disciplina que se reflejó en la pérdida de cinco de los seis partidos disputados en el campeonato sin explicación”.

Para Martínez, esa situación tuvo un momento crítico en el fin de semana del 15 de febrero, cuando en la concentración para el viaje a Chile uno de los jugadores dejó de presentarse al almuerzo y al ser requerido fue encontrado en estado de evidente alicoramiento en la habitación del hotel. Indica el directivo que Leonel Álvarez se abstuvo de informar el incidente a los directivos y sólo en el viaje al exterior relató lo sucedido. Además, se negó a informar lo ocurrido en el proceso interno que adelanta la institución. “Es inadmisible que usted hubiese cohonestado estos actos de grave indisciplina”, dijo Martínez.

La institución también fundamentó el despido del técnico Álvarez porque este se comprometió a separar del equipo a Vladimir Marín y John Steven Mendoza, pero al último no lo apartó en la fecha acordada con el Comité Ejecutivo del club.

Un despido al que le antecedió la declaración oficial del preparador físico William Villa ante Patricia Quintero, directora de gestión humana del equipo, y el presidente Álvaro Martínez. Allí contó lo que pasó con Marín y añadió: “Tengo la cultura de permitir 2 o 3 cervezas después de un partido. Las cervezas te ayudan a relajarte mentalmente y a orinar y de esta forma eliminar las toxinas”.

Con el agua al cuello y molesto por su despido, que consideró injustificado, Leonel Álvarez ripostó y el pasado 10 de marzo le respondió al comité directivo del Cali. En una carta pública, Álvarez señaló que las imputaciones que se le hicieron son falsas, tocaron lo más profundo de su ser y atentaron contra su dignidad, dañando la imagen que como futbolista y director técnico forjó.

Álvarez indicó que los mismos directivos han sido testigos presenciales de la disciplina que lo caracteriza. Recordó además su trayectoria y sus logros con el Cali. Final de la Liga, cupo a la Libertadores, título de la Superliga y cupo a la Copa Sudamericana 2014. Argumenta que los malos resultados iniciales obtenidos por el equipo son normales en el fútbol, pero fueron un pretexto para desvincularlo del club.

Según el técnico, la entidad se aprovechó del incidente interno con Vladimir Marín para invocarlo como justa causa del despido, aduciendo que fue cohonestado y encubierto por el estratega. Argumenta Álvarez que no tenía por qué mancharse su nombre con falsas acusaciones para impedir el pago del contrato firmado. Por eso, pidió rectificación pública del equipo.

Ha pasado mes de un mes y Leonel Álvarez no ha recibido la rectificación. El asunto agotó su paciencia y va en camino de los estrados judiciales. Las pretensiones económicas del técnico podrían sobrepasar el millón de dólares, si sale victorioso. La razón es que no sólo fue despedido Álvarez, sino los cuatro miembros del cuerpo técnico.

Los argumentos jurídicos prometen debate. Se parte de la base de que Leonel tenía un contrato entre enero de 2013 y diciembre de 2014, que no se cumplió. También se fundamenta el caso en que el contrato se les terminó a todos los integrantes del cuerpo técnico por una justa causa que no fue demostrada mediante un proceso en la institución. Además, que ni a Álvarez ni a su cuerpo técnico para terminarle el contrato les imputaron cargos. Mucho menos fueron escuchados en descargos.

Las indemnizaciones están planteadas porque los abogados del técnico consideran que fue despedido sin justa causa. Por eso se les deben pagar tanto a Álvarez como a los cuatro integrantes del cuerpo técnico los 10 meses de salarios de 2014. A ello se suma lo correspondiente a premios pactados por participación en la liga y torneos internacionales. Se va a pedir a la Confederación Suramericana de Fútbol información que certifique cuánto le ha pagado al club por participación en Copa Libertadores, en lo cual, según los abogados del técnico, también tiene participación.

El asunto está como para alquilar balcón. Leonel Álvarez, como buen guerrero, empezó la batalle legal. Los directivos del Cali se mantienen en que el despido fue con justa causa. El equipo es antepenúltimo en la Liga y está al borde de la eliminación en Copa Libertadores. Vladimir Marín volvió al equipo y dicen que ya no toma cerveza en las concentraciones.