Todo se remonta a hace 35 años, cuando después del Mundial de España 1982 el futbolista Pato Yañez se revalorizó en el mercado, se quedó en España para presenciar el desenlace del Mundial y, al no presentarse en los primeros entrenamientos de la temporada en Quillota de Chile, el club amenazó con declararle en rebeldía, con la consiguiente sanción de dos años sin poder jugar.

Fue en estos momentos cuando apareció el empresario José María Minguella y le solucionó el problema, realizando la pretemporada con el Barcelona: «De hecho, yo llegué al Barcelona. Estuve haciendo la pretemporada con el Barcelona tras el Mundial, pero como había exceso de extranjeros, Maradona, Simonsen, Schuster…, tenía claro que si me quedaba era en el Barça Atlético, en Segunda. Así que busqué otra posibilidad».

En una entrevista para la web chilena LaTercera, indica como se fraguó su fichaje por el Real Valladolid, casi de rebote: «No podía jugar en el primer equipo del Barcelona, porque eran sólo dos extranjeros por equipo. O firmaba en el Barça Atlético o me iba. Y a 72 horas del inicio del campeonato tomé la decisión de irme al Valladolid. El que me convenció fue Ramón Martínez, hoy gerente del fútbol formativo del Real Madrid. Me convenció de una idea, de un proyecto. Él era muy futbolizado y tenía mucho conocimiento del fútbol sudamericano, así que se hizo mucho más fácil la llegada. Sentí a las pocas horas de estar en Valladolid el afecto y el conocimiento que tenían de mi carrera. Mucha gente sabía que existía. No era una incorporación sorpresa».

En la entrevista le recuerdan a Polilla Da Silva, que fue pichichi gracias a sus múltiples asistencias a lo largo del campeonato: «Bueno, el mérito fue de él, porque Jorge era un especialista en aguantar el balón, jugar de espaldas y ése era más menos nuestro sistema, sobre todo de visita. Despejar, achicar espacios y el Polilla que la peinaba o el Polilla que recibía. Un tremendo jugador. Nos hicimos muy amigos. Él se lo ganó porque fue un goleador con mucha valentía y había que ser valiente para enfrentar el fútbol español de aquellos años».

También tiene palabras para el único título que tiene el Real Valladolid, la Copa de la Liga en la que él participó: «Esa Copa de la Liga partió para terminar un año en el que, como todos, estuvimos pensando en la cantidad de negativos que teníamos que tener para salvarnos y cuántos positivos necesitábamos para, a lo mejor, pelear por alguna posibilidad de UEFA. Pero se nos fueron dando unos cruces bastante asequibles y cuando nos quisimos dar cuenta ya nos vimos en la final contra el Atlético de Madrid. Y ese equipo sí que era duro. Quizás no tenía tantos nombres, pero tenía jugadores hechos para ese tipo de oportunidades. Pero nosotros éramos muy conscientes de lo que nos jugábamos en la cancha y el hecho de hacer historia, de escribir una pequeñita historia en un Valladolid carente de este tipo de objetivos, fue un avance muy importante».

Reconoció sentirse sorprendido de ser uno de los mejores futbolistas que han vestido la camiseta del Real Valladolid: «el Valladolid a partir de las bonanzas económicas logró contratar más jugadores, se abrió el mercado, los extranjeros empezaron a convertirse en comunitarios y estar entre los mejores de un equipo así me sorprende. Me sorprende estar entre los 20 ó 25 jugadores más importantes del Valladolid. Es un tema que al mismo tiempo me sorprende y me agrada, ser todavía recordado».

Para finalizar la entrevista, reconoce que su mejor etapa en España fue en las filas del conjunto pucelano: «Zaragoza fue positivo, porque tuve la opción de jugar la Recopa. Nos eliminó el Ajax ganador aquel de Van Basten y Rijkaard. Una experiencia muy buena. Y luego llegó el Betis. Se había ido Calderón, que había sido un símbolo, y me ofrecieron formar parte de un grupo importante de jugadores que llegaba del Mundial de México. Pero lamentablemente no tuvimos la respuesta. Ese equipo tuvo un fracaso que no se merecía. A nivel deportivo no tuvo la misma estatura que lo del Valladolid».