El canterano ha pasado de estar en la rampa de salida este verano a liderar el centro del campo blanquivioleta.

Si el pasado 29 de mayo, fecha en la que el Real Valladolid lograba el ascenso a Primera División, nos hubieran dicho que en la quinta jornada el Pucela iba a saltar al estadio de Montilivi, con un once en el que figuraban Olaza, Guardiola y Kike Pérez, nuestra cara habría sido de total incredulidad. Si esto nos lo cuentan hace tan solo un mes nadie habría postado mucho dinero por ello, sin embargo, los “descartes” que se suponían fuera del equipo este verano, parecen estar siendo importantes para Pacheta.

Lo cierto es que, mientras la presencia de el delantero mallorquín y el lateral uruguayo no está siendo, de momento, determinante, la figura del toledano gana enteros partido a partido.

Aunque aún es pronto para valorar la importancia de Kike en este Real Valladolid, la realidad es que, tras un par de años de altibajos y su cesión al Elche a mitad de la temporada pasada, el “4” del Pucela está siendo uno de los jugadores más destacados en este arranque de la Liga y está demostrando parte de las cualidades que se le suponen y que lo llevaron a ser una de las piezas más valiosas del Promesas en la 19-20, y a debutar con el primer equipo en su día.

La pasada campaña Pacheta parecía ver a Kike como uno de esos jugadores agitadores, revulsivos, capaces de cambiar el ritmo de un partido, sin embargo, siempre daba la sensación de que en sus botas había la misma cantidad de anarquía que de calidad por lo que su presencia no resultaba siempre lo determinante que debiera ser; el resultado fue una cesión en el mercado de invierno a un club (curiosamente) de primera división, movida más por una necesidad de aligerar plantilla para la llegada de refuerzos, que por una meramente deportiva. Suponemos que, por esa misma razón, el centrocampista manchego ha estado en las quinielas para abandonar el club durante este pasado verano, cosa que finalmente no sucedió pese a las intenciones (más o menos intensas) del Elche de seguir contando con él.

En el primer encuentro de esta temporada, Pacheta volvió a tirar de Kike en la segunda mitad del partido ante el Villarreal como revulsivo. Su entrada al terreno de juego junto a Sekou e Ivi Sánchez dio otro aire a un equipo que parecía atemorizado ante el empaque del submarino amarillo y el Pucela tuvo sus opciones para lograr un resultado mejor ante los de Emery.

Sus buenos minutos ante los “groguets” llevaron a Pacheta a darle un puesto en el equipo titular que inició el choque del Pizjuan, dónde realizo una labor oscura pero fundamental para que el Pucela se llevara un merecido empate del coliseo sevillista. Kike volvió a ser titular en el “trámite” del Camp Nou (dónde fue de los pocos en salvarse de la quema), así como en estos dos últimos partidos ante Almería y Girona, en los que realmente hemos disfrutado de su mejor versión.

Pese al distinto desenlace de estos dos partidos, en ambos, Kike ha capitaneado la medular pucelana con solvencia y brillantez. Ocupando mucho espacio en el centro del campo, distribuyendo el balón y sacrificándose en labores defensivas. Hemos visto un Kike solidario, colaborando muy activamente en la creación y eligiendo casi siempre la mejor opción ya sean toques en corto asociándose a la perfección con sus compañeros, como desplazamientos largos buscando oxigenar el juego. Todo esto sin perder la oportunidad de deleitarnos con su exquisita zurda tanto a balón parado como con sus disparos desde fuera del área.

Veremos como continúa la evolución de Kike y, sobre todo, si no se ve frenada por la lesión que le impidió terminar el encuentro en Girona. Confiemos en que podamos estar ante la explosión definitiva de un jugador con unas condiciones realmente sobresalientes para liderar al Real Valladolid de los próximos años.