Kiko Olivas avanza de forma paulatina y segura hacia su la recuperación de la grave lesión que sufrió el pasado mes de julio precisamente en Ipurua, escenario del próximo compromiso liguero del Real Valladolid. El central malagueño, operado el 31 de julio, ha comenzado ya a correr sobre el césped y a tocar balón. Una nueva etapa quemada en su largo camino hacia la reaparición.

Después de seis meses y de incontables horas en el gimnasio, por fin ha llegado la hora de volver a disfrutar sobre el terreno de juego. “Estoy muy contento, tenía muchas ganas de volver a sentirme futbolista, de volver a salir al césped. Hoy empezamos la última etapa, la más ilusionante y la más importante. Es un día muy feliz para mí”, resalta en los Anexos tras compartir parte del entrenamiento con Marcos André, la otra buena noticia del día. Un mes después de su operación, el brasileño volvió a pisar el verde.

Olivas es sabedor de que el proceso aún tiene recorrido y no quiere acelerar más de lo debido para evitar pasos atrás. “No me marco una fecha, será la rodilla la que marque los plazos en función de cómo responda. Tengo muchas ganas y quiero acelerar los plazos, pero evidentemente no es bueno”.

El central, con mucha experiencia a sus espaldas, tiene claro que la “unión” es la llave hacia el objetivo. “Estamos en una situación complicada y esto se saca estando unidos, creyendo cada uno en lo que somos, en el compañero que tenemos al lado. Es fundamental que en Eibar salgamos con la mentalidad de que podemos ganar, de que somos buenos y a partir de ahí seguir creciendo. Tenemos que tener calma pero apretarnos y demostrar en el campo que somos buenos, con victorias”.