Tal y como reconoce su entrenador, Javier Baraja, el inicio de este curso fue “muy bueno”. “Eso nos llevó a tener confianza en el grupo y, sobre todo, a vernos con posibilidades de estar ahí arriba”, señala, a la vez que destaca “la capacidad de los chicos y el trabajo” en un año “fantástico”. De hecho, el Promesas es uno de los cuatro equipos de toda la Segunda B que no ha perdido como local -además de La Nucía, Marbella y UCAM Murcia-, dato que hay que sumar a los 47 puntos obtenidos tras las 28 jornadas disputadas.

“Estoy contento por tener la posibilidad de jugar contra los mejores de cada grupo y también por los chicos, que tienen el premio. Vamos con la ilusión de competir como veníamos haciéndolo. El objetivo es poner el nombre del Real Valladolid donde todos queremos que esté”, expresa, aunque apunta que la meta principal siempre es “que los jugadores estén preparados para subir al primer equipo”.

El parón de la competición debido a la crisis sanitaria por la Covid-19 frenó sus aspiraciones, aunque Baraja admite que la posibilidad de este playoff, que surgió desde el primer momento, a los jugadores les ha venido “fantástico mentalmente”: “Siguieron trabajando en casa y ahora ya han podido ejercitarse de manera individual en la calle, lo cual les ha hecho venirse arriba”.

El entrenador del filial blanquivioleta también valora que su equipo sea “joven”, ya que considera que “va a coger la forma rápido”. “Trataremos de que los chicos lleguen de la mejor manera posible, porque motivación nos va a sobrar”, sentencia.