El atacante del Real Valladolid Óscar Plano no se podía creer que en el último minuto del encuentro el árbitro pitase un penalti que él mismo había cometido, buena prueba de ello fueron las lágrimas que se reflejaron en su rostro acto seguido fruto de la desesperación.

De hecho, tal era el resentimiento que no quería que nadie le viera, llegándose a tapar la cara con la camiseta mientras que no podía dejar de llorar. El penalti que cometió Plano fue totalmente sin querer, quiso despejar el balón del área con tal mala suerte que dio una patada al rival sin saber que se encontraba detrás.

El propio Jaime Mata fue a consolarle tras verle.