El onubense es clave en el dibujo de Oltra, que no duda en adaptarlo a otras zonas para dejarlo en el campo.
Alejandro Alfaro es una de las piezas básicas en el esquema de José Luis Oltra. Fijo en la mediapunta, el onubense ha partido de inicio en las once jornadas ligueras consumidas hasta la fecha y pasa por ser el cuarto futbolista con más minutos de la plantilla. Sin embargo, después de un mes en clara decadencia, sin apenas influencia directa en el juego del equipo, hay quien empieza a considerar que un toque de atención en forma de banquillazo no le vendría nada mal. Sobre todo ahora que hombres como Bergdich o Piovaccari han dado un paso al frente, lo que abre el abanico de alternativas al técnico, ya sea manteniendo el dibujo o modificándolo. Pero al menos por el momento no se ve especialmente dispuesto al cambio al entrenador, que no ha dudado en ir adaptando a otros puestos a uno de sus futbolistas de confianza con tal de dejarlo sobre el campo.
Después de un verano en el que su fichaje dejó alguna que otra duda, visto su rendimiento en las dos campañas anteriores en el Valladolid, la puesta en escena de Alfaro fue más que notable. De hecho, un gol suyo sirvió para sumar los tres primeros puntos de la temporada en el estreno liguero ante el Tenerife (1-0). Ese tanto reforzó la autoestima de un futbolista que empezó a sentirse con un rol importante dentro del equipo, conectando a la perfección con Rodri y sus compañeros en la mediapunta, y ofreciendo vías de agua al retrasarse al centro del campo para facilitar las transiciones.
Pero con el paso de las semanas, su influencia en el juego empezó a disminuir, especialmente con los problemas que el CCF viene mostrando en los desplazamientos. Y eso que el onubense logró su segundo gol, de nuevo decisivo, en el Santo Domingo de Alcorcón (0-1) para otorgar la que hasta ahora es la única victoria del equipo a domicilio. Pero ya no hubo repunte. A partir de entonces, su rendimiento ha ido bajando partido tras partido, aunque eso no se ha visto reflejado en las alineaciones.
Porque Oltra sigue confiando plenamente en un jugador que pidió expresamente para su segundo proyecto en el club y al que está convencido que puede sacar su mejor versión. Tal es su confianza que en el Martínez Valero lo fue adaptando hasta a tres posiciones diferentes en la segunda mitad a pesar de que su actuación no estaba siendo para nada buena. Así, tras la entrada de Piovaccari que pasó a dibujar el 4-4-2, Alfaro pasó a jugar en la banda izquierda, ya que el sacrificado fue Guille Donoso. Luego, cuando el técnico apostó por Bergdich, el onubense pasó a actuar, como ya ha ocurrido en alguna otra situación de emergencia esta campaña, como mediocentro organizador -Borja Domínguez fue el sustituido-, primero junto a Luso y en el tramo final junto a Edu Ramos. Y es cierto que la jugada no salió del todo mal, pues de sus botas nació la acción que terminó en el empate final.
Queda por ver hasta cuándo se mantiene este crédito del que parece gozar Alejandro, que ya sabe que Piovaccari aprieta para forzar a que el CCF pase a jugar con dos puntas, Juli ya hizo méritos en la Copa del Rey en Cádiz para pasar a actuar por dentro, en su posición más determinante, y Bergdich pide paso por el costado izquierdo. Alternativas que ya maneja Oltra, cuya apuesta por Alfaro sigue intacta por el momento.