Chus Herrero Gómez, defensa del Girona, firma por el Real Valladolid para una temporada. Gran conocedor de Segunda división, donde suma 139 partidos

Desde su llegada al estadio José Zorrilla, Rubi ha concienciado al Real Valladolid de en qué categoría están. Si la experiencia reciente en Segunda división no era suficiente para el club, el nuevo entrenador blanquivioleta ha inculcado la idea de que para competir bien en la próxima temporada se necesita de mucha conciencia y que ésta pasa por tener varios jugadores de Segunda división. Joan Francesc Ferrer es de la idea de José Luis Mendilibar de que para competir en la categoría se necesitan jugadores de Segunda y, por ello, Chus Herrero (Zaragoza, 10/04/1984) llega al Real Valladolid.

El defensa zaragozano llega al proyecto blanquivioleta tras seis temporadas consecutivas en la categoría de plata y después de haber disputado 139 partidos en la llamada ‘Liga adelante’. Esta experiencia, sumada al conocimiento que el nuevo cuerpo técnico tiene sobre él, hace del jugador maño una adquisición realista. Además de ese conocimiento ya comentado sobre la Segunda división, Chus Herrero aúna muchos requisitos necesarios para este Pucela. Se trata de un jugador económicamente viable, con muchas variables en su juego y que se encuentra en la madurez perfecta para un defensa. Con 30 años se encuentra en el punto exacto de su crecimiento y que en el Real Valladolid puede vivir el salto definitivo en su carrera.

Cantera zaragocista


Si bien es cierto que las tres temporadas que el nuevo jugador del Real Valladolid vivió en Cartagena y las dos que ha firmado en el Girona han sido decisivas para ser lo que es actualmente, el Real Zaragoza es el culpable de que él tuviera esa oportunidad. El equipo maño contó con el jugador desde que siendo muy pequeño llegó a la ciudad deportiva zaragozana. El gran sacrificio y el liderazgo que mostraba siendo un niño sirvió para que desde categoría infantil se formara junto a los mejores jugadores de Aragón.

Poco a poco, esas características, que le llevaron al club de sus amores, le hacían crecer y le ayudaban superar todo tipo de barreras. De esta forma, en 2004 llegó al filial zaragocista, que competía en Segunda B. Dos temporadas, una muy exitosa, en la que sólo el Castilla consiguió quitarles el sueño del ascenso y otra, muy traumática, en la que descendieron, formaron el último bagaje del nuevo jugador del Real Valladolid antes de dar el salto definitivo.

Pese a que durante su segunda campaña en el filial, Víctor Muñoz ya le dio la oportunidad de debutar en Primera, no sería hasta la temporada 2005/2006 cuando sería integrante de la primera plantilla del equipo. Ese puesto, privilegiado para un canterano, le duraría tres temporadas, siendo dos de ellas en Primera división. Tras descender en 2008, Chus tuvo que ejercer de capitán y soportar la exigente presión de luchar por devolver al Real Zaragoza a la élite. Lo consiguió, y con 22 partidos disputados, vivió su mejor año en el Real Zaragoza. Desgraciadamente, todo tuvo un mal final. Marcelino García Toral decidió no renovar al futbolista y el zaragozano, con mucho dolor, tuvo que hacer las maletas. Las hizo, desde la tristeza, pero con la conciencia tranquila de dejar al Real Zaragoza en la élite del fútbol.

Ídolo en Cartagena


Con la maleta en la puerta de su casa, Chus Herrero tuvo que pensar mucho dónde ir. Pese a ofrecimientos de Primera división, como el del Tenerife, o de equipos de Segunda potentes como el Hércules, el nuevo jugador blanquivioleta se decantó por el Fútbol Club Cartagena en 2009. La llamada de Juan Ignacio Martínez y el convencimiento de que el proyecto del ‘efesé’ era de gran nivel al adquirir a jugadores como Víctor, De Lucas o Toché, Herrero no dudó y firmó un contrato de tres temporadas.

En las dos primeras campañas en Cartagonova, su rendimiento fue muy alto. 45 partidos disputados y un status adquirido que le valió para no entrar en la revolución que en 2011 realizaba el club. Tantos cambios no fueron bien asumidos por un vestuario que terminaría perdiendo la categoría pero con Chus Herrero como el jugador más destacado. Pese al descenso, la afición señalaba al zaragozano como el jugador más determinante y como uno de los señalados para renovar y comandar el proyecto en Segunda B.

Vital para el Girona


Pese al ofrecimiento de renovar, económicamente muy bueno, y a las raíces que el propio jugador había sembrado en la ciudad, su objetivo no era competir en la categoría de bronce. Así, tres años después, Herrero estaba, de nuevo, en la encrucijada de decidir su futuro. Si en 2008 acertó marchándose al Cartagena, en 2011 no fue menos. Con su decisión del Girona, Chus no se ha ganado sólo la opción de vivir dos años más en Segunda división sino, también, la opción de llegar al Real Valladolid.

En su primera campaña en Montilivi coincidió con Rubi, entrenador que ha apostado con él y que, seguro, que se ha basado en los informes que han podido dejar Juan Ignacio Martínez, ex entrenador, o Víctor Manuel Fernández, ex compañero. Con el buen sabor de boca dejado en unos y otros, Chus Herrero firma el contrato de una temporada en el Real Valladolid. Con esta rúbrica podrá intentar buscar su segundo ascenso, de igual forma que querrá seguir curtiéndose en la categoría y, de paso, olvidar el último mal año que ha vivido. Las lesiones han lastrado el final del nuevo jugador blanquivioleta en Montilivi pero sin restar un solo ápice a uno de los líderes del mejor Girona de la historia, el Girona de un Rubi que vuelve a confiar en este comodín para la defensa.

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