El portero del Promesas, que está realizando la pretemporada bajo las órdenes de Rubi, sabe que su equipo es el filial, pero…

Julio Iricibar está siendo uno de los seis futbolistas del Promesas que está haciendo la pretemporada con el primer equipo. El portero vallisoletano, renovado hace unas semanas, no oculta que está viviendo un sueño. Lleva 13 temporadas en el club del José Zorrilla, pasando por todas las categorías hasta protagonizar el ascenso del filial a Segunda B, parando un penalti a poco del final. «Llevo aquí desde benjamines. Es un sueño hecho realidad. Un reto, y lo vivo con ilusión y ambición, aprovecharlo lo máximo posible y a por ello», se sinceraba ayer sin ocultar su ambición: «Siempre hay que serlo y pensar en debutar con el primer equipo. Pero mi equipo es el filial, soy joven y quiero curtirme en Segunda B, que es un reto ilusionante. Primero en el filial y si me llega la oportunidad aprovecharla».

La pasada campaña, la del ascenso de Tercera a Segunda B con Torres Gómez, ya pudo ir convocado con el primer equipo. Fue en el encuentro de La Rosaleda: «Fui a Málaga y es otra historia. Es profesional, te concentras el día antes, muchos vídeos, es una cosa inolvidable y espero que se pueda repetir este año cuantas más veces posible».

Con la salida de Mariño, el vallisoletano se ha quedado solo con Dani Hernández como porteros de Rubi: «Lo de Mariño fue un poco inesperado. Eso es cosa de club, de los contratos, yo me mantengo al margen; y a seguir trabajando en lo mío y luego seguro que el portero que venga lo suple a la perfección». Esa marcha le podría abrir una puerta en el primer equipo y, aunque se ve con fuerzas, no piensa en ello: «No sabría decirte, es cosa de club, presidente o Braulio… Yo me veo con capacidad de estar ahí, pero siempre con los pies en el suelo».

En esta semana de pretemporada ya ha visto cuáles son las intenciones de Rubi, aunque su trato diario es más con el entrenador de porteros: «Le gusta el juego con los pies. Rubi es un entrenador al que le gusta que la pelota vaya por el suelo y le gusta que el portero tenga buen juego con los pies. Hemos incidido en ello». Por eso, siempre repite que si tiene que hablar de entrenadores que le han marcado, aparte de Torres Gómez, lo hace de los que se encargan en trabajar con ellos: «Tapia, en cadete, y Juan Carlos Martínez, el del filial del año pasado, que siempre ha sido un apoyo para mí».
Con la idea de aprovechar la oportunidad que le ha llegado, Julio sabe que se tiene que centrar en el Promesas, pero no cierra las puertas a nada.

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