Óscar González abandonó ayer el estadio José Zorrilla mientras hablaba Jesús Rueda. Una jornada más no pudo entrenarse con sus compañeros y es seria duda para el encuentro del viernes. El salmantino apenas ha jugado 10 partidos esta temporada por diferentes molestias y su ausencia la está notando un equipo que necesita a todos sus efectivos al cien por cien.
Ahora por un esguince de Grado I en su tobillo derecho tras la última victoria blanquivioleta, ante el Villarreal. Solo unos días más tarde de su primer y único gol esta campaña, en San Mamés.
Pero, ¿qué le ocurre a Óscar? La semana pasada, el médico Pablo Grande anunció nuevas pruebas para descartar una lesión de mayor importancia a ese esguince. Confirmado el diagnóstico inicial se pasó a procesos de rehabilitación diferentes, con la idea de recuperarlo para el encuentro ante el Levante. Ha estado ausente en las dos primeras sesiones porque aún no se puede calzar con comodidad las botas y será complicada su presencia el viernes en Zorrilla.
Un proceso gripal que derivó en sinusitis, una contusión en la cara externa del fémur y la tibia izquierda y una microfractura trabecular en la meseta tibial externa de la pierna izquierda le han dejado fuera de los terrenos de juego demasiado tiempo.